Aún se percibe riesgo en el sector. En mitad de la reforma financiera, las entidades atraen a los inversores que quieren posicionarse a la baja para aprovechar las incertidumbres que genera.
Lo que empezó siendo una medida in extremis para salvar al sector financiero de la volatilidad y la incertidumbre en la que el mercado estaba inmerso, puede acarrear ahora los efectos contrarios. Los expertos han desconfiado mucho de la efectividad de prohibir operar en corto en estos valores, pero de lo que no hay duda es de que, una vez que se ha levantado el veto, los bajistas tienen más de un argumento para refugiarse en la banca. Gran parte de los inversores estaba impaciente por ponerse corto y hacerle esperar no ha hecho más que provocar que pueda resurgir una oleada bajista en el sector.
La primera reacción después de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) decidiera levantar la prohibición que mantenía vigente desde agosto fue un fuerte castigo a toda la banca en el parqué, que costó 5.000 millones en capitalización, con pérdidas que se situaron por encima del 6 por ciento en Bankia, Popular y CaixaBank el pasado jueves. La vicepresidenta y portavoz del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, reconoció ayer que el levantamiento del veto influyó en la caída de la bolsa del jueves de un 2,1 por ciento. En este sentido, la número dos del Ejecutivo no dudó en señalar al regulador: "La CNMV toma la decisión y tiene la responsabilidad de esa decisión y del tiempo en el que toma la decisión".
La debilidad mostrada puede ser sólo el principio. "Lo del jueves fue sólo una punta de arranque", prevé Félix González, de Capitalia Familiar. El analista defiende que a partir de ahora los bajistas se instalarán en las entidades financieras de manera "estructural", ya que todavía se trata de "un sector de riesgo". Y puntualiza: "Más en el caso de España, por la reforma financiera en curso".
Un argumento de peso
Francia, Bélgica e Italia también decidieron que ante la inestabilidad de los mercados era indispensable poner una barrera a los bajistas: no permitirles invertir con la expectativa de que un valor financiero caiga para comprarlo más barato y ganar con la diferencia. Y, aunque todos los países -también España- coinciden en que la situación extrema se ha relajado en las últimas semanas, la banca española está inmersa en una reestructuración que, por el momento, está levantando incertidumbres en lugar de imponer la estabilidad que necesita el sector. Sáenz de Santamaría no quiso entrar a valorar ayer si la caída en bolsa de las entidades implica la falta de confianza en el Gobierno pese a las reformas estructurales presentadas.
Pero en este caso el objetivo de la iniciativa para reformar el sistema financiero tampoco está dando frutos en el mercado. Al menos, por ahora. "Los nuevos requerimientos han contribuido a dar mayor transparencia al sector [algo muy positivo], pero supone un nuevo lastre para las cuentas de las empresas en un momento especialmente delicado para los bancos españoles", opina Victoria Torre, analista de Selfbank.
Hay más repercusiones. Si en un principio la decisión del Gobierno de poner los activos tóxicos de cada entidad sobre la mesa y valorar las pérdidas para sanear de una vez los balances tenía intenciones más que positivas, en la práctica lo que está ocasionando es desconfianza en los mercados.
Primero, porque los números que calcula el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, no coinciden con las provisiones que está dotando la banca y que, por tanto, contabiliza el sector. Los 52.000 millones de euros -la nueva cifra a la que elevó el agujero del sistema financiero De Guindos el jueves- distan mucho de los 30.000 millones en torno a los que giran las dotaciones anunciadas ya por las entidades.
Por otro lado, el propio sector pone en duda que uno de los problemas que precisamente pretende solucionarse con la reforma, el freno en el flujo del crédito, vaya a conseguirse. Si deben volcar sus esfuerzos en recapitalizarse y asumir las pérdidas de los activos tóxicos, seguirá sin funcionar los canales que llegan a empresas y familias.
La reforma del sistema financiero también orquestará un baile de fusiones que cambiarán el mapa del sector, pero aún se desconoce qué entidades serán las intérpretes y cómo quedará finalmente el conjunto. Y es que si algunas entidades no buscan aliados se verán obligadas a provisionar tanto contra sus beneficios que incurrirían en pérdidas.
A esperar que dure la calma
Sin embargo, uno de los factores a los que aludió la CNMV para levantar el veto a las posiciones cortas fue justamente la aprobación de la ley que permite poner en marcha el saneamiento del sector. Otras de las circunstancias que han llevado a retirar la prohibición son "los avances realizados en la Unión Europea para la contención de la inestabilidad en los mercados de deuda pública y el reforzamiento de la disciplina fiscal y las nuevas subastas de liquidez a largo plazo del Banco Central Europeo (BCE)".
Es cierto que la inyección del BCE ha sido una de las medicinas que ha aliviado al sector. También lo es que el mercado de deuda ya no está tan presionado como hace unos meses, pero siguen sin resolverse algunos de los conflictos que provocaban el recelo por la deuda soberana. Sin ir más lejos, esta misma semana, la prima de riesgo española, medida como la prima adicional que se exige al bono español a diez años frente al alemán del mismo vencimiento, volvió a escalar por encima de los 350 puntos básicos ante el temor a la quiebra griega.
Los expertos aún se muestran cautos. "En Europa, no hemos dado ni mucho menos carpetazo a la crisis griega, y el riesgo de que se agrave e incluso de contagio a otros países nos hace que sigamos cautos en el sector", señala Victoria Torre, analista de Selfbank.
El riesgo país no sólo provoca que las entidades financieras también acaben perdiendo calidad crediticia -el jueves la agencia Moody's volvió a amenazar con rebajar el rating a más de un centenar de bancos europeos, entre ellos 21 españoles- sino que en el momento en el que se aviva la crisis de deuda, el sector es el más castigado. Y, ¿qué puede pasar ahora que se puede invertir para ganar con las caídas? "Los dos grandes bancos españoles [Santander y BBVA] son, por su liquidez, los dos valores financieros periféricos dónde podría resultar más fácil ponerse cortos. Si las tensiones de los mercados de deuda volviesen a aflorar, las posiciones bajistas sobre los bancos europeos podrían canalizarse en gran medida a través de estos dos grandes bancos", apunta Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG Markets.
El deterioro de las recomendaciones
Pocos expertos aconsejan ya tener bancos españoles en cartera. Hasta en las dos grandes entidades se están deteriorando las recomendaciones de las casas de análisis. El consenso de mercado, recogido por FactSet, mantiene desde hace meses claros consejos de venta para la banca mediana. Pero ahora la incertidumbre que vuela sobre el sector provoca que los expertos recomienden de media vender también los títulos de Santander y BBVA.
No obstante, habrá inversores que prefieran tener algo de riesgo en cartera y hay expertos que opinan que no se tiene por qué descartar a todas las entidades. "Creemos que el sector bancario tiene cabida en una cartera, pero diversificando la apuesta en el sector a través de entidades con diferentes modelos de negocio y en diferentes zonas geográficas, pero con un peso ligeramente inferior al de los índices", indica Alberto Morillo, desde Consulnor.
¿Habrá algún valor que gane ahora?
Se reabre la puerta para que los bajistas puedan entrar en el sector financiero. Y la duda ahora es si la entrada en estos valores supondrá la salida de otros. "Podemos ver un rebalanceo de estas posiciones, lo que aliviaría la presión de corto plazo sobre las compañías no financieras afectadas indirectamente por la norma", considera Javier Ruiz, analista de Metagestión.
No todos los expertos opinan lo mismo. Félix González señala que algunas de las compañías más penalizadas durante estos meses han acumulado motivos propios para atraer a los bajistas. En su opinión, las posiciones cortas no tienen por qué reducirse en estos valores tras el levantamiento de la medida. Aunque el analista apuesta por el regreso de los bajistas a la banca no cree que otras empresas se vayan a ver aliviadas. "Hay mercado para todo", apunta. Esas otras compañías de las que se habla son, por ejemplo: Gamesa, Acciona, Indra, Amadeus o Grifols, en las que los bajistas han aumentado posiciones en estos seis meses.