Entre los desencadenantes de las sólidas subidas de enero se encuentran la expectativa que genera el acuerdo sobre la quita griega y las medidas extraordinarias del BCE, dos ingredientes que aún no son suficientes para cambiar la tendencia negativa en las recomendaciones de los analistas
Ni siquiera los pronósticos más esperanzadores podían augurar a finales del año pasado que el sector bancario europeo lograría vivir uno de sus mejores arranques de año en más de una década, si consideramos la difícil coyuntura que atraviesa Europa. Y sí, pasó. Contra todo pronóstico, la banca ha experimentado su mejor enero de los últimos 15 años. Gran parte de las subidas del sector se ha producido por el tirón de la banca alemana y francesa, que ha visto con optimismo un acuerdo sobre la deuda griega que impediría la quiebra desordenada del país. La otra parte se ha debido a la liquidez que el Banco Central Europeo (BCE) proporcionó a los bancos en diciembre en forma de préstamos a tres años que ha permitido a las entidades dejar de preocuparse sobre la difícil cuestión de cómo afrontar los vencimientos a los que se enfrentan este año. Sin embargo, sus sólidas subidas aún no se reflejan en las recomendaciones que el consenso de mercado, recogido por FactSet, le otorga a la banca europea.
Sí. Las subidas son una realidad. En enero, el Stoxx 600 Banks, índice que recoge a los principales bancos del Viejo Continente, subió un 9,54%, hay que retroceder hasta 1997 para hallar un inicio de ejercicio con esta subida. Por no recordar que este enero también ha sido el mes más alcista desde julio de 2010, cuando el sector llegó a despuntar un 14,7% ante los resultados de los primeros test de estrés.
Tales alzas han tenido continuidad en febrero en un sector que aguarda paciente a la segunda barra libre del BCE a finales de mes, en la que se estima que la demanda puede duplicar la cantidad pedida hace seis meses, hasta llegar a un billón de euros. Una medida que, aunque alivia la sequía de la banca, no reduce las dudas sobre su solvencia. Es por ello que los bancos no han dudado en destinar parte de sus beneficios a la dotación de provisiones -como el Santander o BBVA-, algo que, aunque mermará sus ganancias a largo plazo, aportará seguridad al mercado.
En España, además, no hay que olvidar la reforma financiera aprobada el viernes. Con ella se pretende, entre otros, sanear los activos inmobiliarios del sector en el plazo mínimo de un año y la reorganización de las entidades, que dispondrán de cuatro meses para anunciar sus fusiones.
No es suficiente
Por ahora, los analistas consideran que no es momento de asaltar a la banca pese a las últimas subidas. Al menos, si lo fue, hay que remontarse a mediados de diciembre, ya que desde entonces entidades como Société Générale, Crédit Agricole o BNP Paribas -todas integran Eco30, la selección que elabora elEconomista con los valores que presentan mejores fundamentales- se han revalorizado más de un 15% desde que se abrió la estrategia.
Por el momento, entre los seis mayores bancos europeos por capitalización bursátil, el consenso de mercado sólo recomienda comprar en el caso del galo BNP Paribas. En el resto,desde julio, las recomendaciones de los expertos se han deteriorado, hasta el punto de que ahora, en el mejor de los casos, aconsejan mantener sus títulos. Desde octubre, es el caso de los ingleses HSBC y Standard Chartened. En la gran banca española, BBVA todavía tiene que buscar más atrás para encontrar cuándo fue la última vez que los expertos recomendaron comprar sus títulos, fue en enero de 2010. Peor suerte corre el Santander, que ha pasado a ser una venta.