Bolsa, mercados y cotizaciones

Los depósitos vuelven a reinar frente al interés que brindan las letras

Sí. No es un espejismo. Los depósitos vuelven a tener su minuto de gloria después del menor interés que ayer desembolsó el Tesoro público en su primera subasta del año de letras a 12 y 18 meses. En concreto, la factura que pagó este organismo por colocar su deuda a corto plazo en el mercado fue casi un 50 por ciento más barata que la que desembolsó en la última subasta de tales características en diciembre, hasta el punto de dejar el rendimiento de estos títulos en torno al 2 por ciento. Sin duda, una retribución mucho menos atractiva que la que ofrecen los depósitos en la actualidad, ya que su rendimiento medio a doce meses se sitúa en el 2,88 por ciento.

Cualquier moneda siempre tiene dos caras. En la piel del Tesoro, y tras la subasta de ayer, la cara ha sido el menor coste que ha pagado España para financiarse. La cruz no es otra que la pérdida de competitividad de estos títulos frente a los depósitos. Atrás quedan los meses en los que las letras no tenían rival debido a los elevados intereses que ofrecían. Por entonces, el recrudecimiento de la crisis periférica situó a España en el punto de mira, y la prima de riesgo española, que mide la rentabilidad de nuestros bonos y los alemanes a diez años, llegó a tocar los 468 puntos básicos en noviembre. Una desconfianza que llevó al Tesoro a pagar un alto precio para financiarse, hasta el punto de ofrecer intereses en torno al 5 por ciento en letras a 12 y 18 meses, un rendimiento que dejó fuera de juego a los depósitos.

Ahora, la situación es bien distinta. La relajación de la tensión sobre nuestra deuda es una realidad. Pero no hay que olvidar que también influye la barra libre de liquidez a un plazo de tres años del Banco Central Europeo (BCE) a la banca, que tomó dinero prestado al 1 por ciento para invertirlo, entre otras cosas, en deuda soberana. Una operación que se conoce como carry trade y que permite a las entidades lograr un margen de beneficio adicional.

Con esta relajación de la deuda española, los depósitos se han librado de uno de sus principales rivales, las letras. Sucede en un contexto en el que los depósitos no encuentran motivos para mantener su atractivo, ya que la banca ha optado por fomentar otros productos -como las emisiones a largo plazo- para sortear el aumento fiscal.

Repóquer positiva

Con la de ayer, el Tesoro Público español culminó un espectacular repóquer de emisiones de deuda saldadas con un resultado exitoso. Nada importó que se tratara de la primera colocación después de la agencia S&P rebajara la calificación de España el pasado viernes en dos escalones, desde AA- hasta A. La favorable racha, iniciada en diciembre, se prolongó en la primera subasta de letras de 2012, resuelta con las características de costumbre en los últimos tiempos: alta demanda, objetivo de financiación conseguido y costes de financiación más baratos. Tanto bajaron, que hay que remontarse hasta octubre de 2010 para encontrar una colocación en la que los títulos a 12 y 18 meses se adjudicaran a unos intereses más bajos.

En concreto, las letras a un año se emitieron con una rentabilidad media del 2,049 por ciento, prácticamente la mitad del 4,05 por ciento al que se subastaron en diciembre y el precio más bajo desde el 1,84 por ciento de octubre de hace dos años. En cuanto a las letras a 18 meses, se lanzaron al 2,399 por ciento, cuando en diciembre salieron al mercado al 4,22 por ciento; y también hay que remontarse 16 meses atrás para encontrar un interés inferior.

Este sustancial abaratamiento se apoyó, como viene siendo habitual en los dos últimos meses, en una elevada demanda. En total, los inversores pidieron 16.713,3 millones de euros entre títulos a 12 y 18 meses, una cantidad que facilitó la consecución del objetivo de financiación definido de antemano por el Tesoro. Se había propuesto como meta captar entre 4.000 y 5.000 millones, y apuró la horquilla gracias a esa demanda obtuvo 4.880,1 millones. Podía haber ido más lejos, tal como hizo en la emisión de bonos del pasado jueves, en la que consiguió casi 10.000 millones cuando, a priori, aspiraba como mucho a 5.000 millones. Esta vez, sin embargo, prefirió aparcar la cantidad -emitir más de lo establecido-, para poner el acento en la calidad, es decir, en emitir menos volumen, pero con un bajo coste de financiación.

Tras el positivo resultado cosechado ayer, el Tesoro volverá a salir al mercado mañana. En esta ocasión, lo hará para emitir bonos y obligaciones con vencimiento en 2016, 2019 y 2022, una operación con la que se ha propuesto captar entre 3.500 y 4.500 millones de euros.

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