
Tras el aumento fiscal a las rentas de capital y la 'barra libre' de liquidez del BCE, la banca puede encontrar más atractivo ofrecer inversiones a largo plazo para captar el ahorro de los particulares.
No están para celebraciones. Atrás quedó el tiempo en que los depósitos eran el instrumento predilecto de la banca para captar el ahorro entre los particulares. Las circunstancias cambian y, ahora, los bancos tienen menor sed de pasivo después de la liquidez ilimitada que ofrece el Banco Central Europeo (BCE) para los plazos de tres años. A esto hay que añadir la penalización a los superdepósitos, y el aumento fiscal en las rentas de capital, que pasan a tributar entre el 21 y el 27 por ciento, frente al 19-21 por ciento anterior.
Un cúmulo de factores que juega en contra de estos productos y, ante los cuales, la banca puede aparcar a los depósitos para apostar por el lanzamiento de emisiones a largo plazo y seguros financieros, según apuntan fuentes de mercado.
Lo intentaron, pero no pudo ser. En diciembre, el rendimiento de los depósitos dio su sprint final para despedir 2011 con un interés medio a doce meses del 2,94 por ciento, el máximo desde junio -mes en el que elEconomista empezó a realizar este promedio-. Sin embargo, el vencimiento de algunos de los más rentables y su posterior renovación a rendimientos inferiores ha provocado que la media se sitúe actualmente en el 2,88 por ciento. La semana pasada hasta cinco entidades -Popular, Sabadell, ActivoBank, Bankinter y Openbank- han disminuido la retribución de sus depósitos.
Y bajando. El nuevo obstáculo al que se enfrenta la banca es el mayor coste que le supone al cliente el aumento de la tributación fiscal. Si ya han reducido el interés que ofrecen, ahora hay que sumar el mayor impuesto a pagar por los rendimientos de nuestro ahorro. Ante lo cual, el único modo de no deslucir su atractivo está en manos del cliente mediante la contratación del depósito a plazos superiores a 24 meses, con el abono de intereses a vencimiento. Y es que, en principio, la nueva tributación sólo estará vigente hasta 2014. Después, el máximo al que podrán tributar volverá a ser el 21 por ciento -es decir, el que actualmente es el tramo mínimo que comprende hasta los 6.000 euros-.
Sin embargo, aunque en la teoría parezca sencillo, en la práctica no lo es tanto. Sólo hay que echar un vistazo a la oferta comercial actual de la banca para darse cuenta de que los depósitos a dos años con abono de intereses a vencimiento -cuando deje de estar en vigor la nueva tributación- escasean. El único producto que hasta ahora se acercaba a tales características -con la salvedad en el pago de intereses establecido semestralmente- era el depósito del Espirito Santo a dos años que remuneraba el ahorro al 4,84 por ciento, pero este depósito ya ha dejado de comercializarse.
¿Qué opciones tiene la banca?
Plazos más largos con intereses más jugosos a vencimiento. Sí, es la única opción que tiene la banca para tensar la cuerda floja en la que se encuentran los depósitos. Pero, ¿qué razones tienen las entidades financieras para hacerlo en los próximos meses? Pocas.
Vayamos por partes. Es probable que asistamos a un incremento de la oferta comercial de depósitos a 24 meses que intenten sortear el aumento fiscal. Sí. Lo difícil es que brinden elevados intereses o, al menos, es más difícil que lo ofrezcan las entidades adscritas al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) español, que están expuestas a pagar una penalización si ofrecen elevados rendimientos. El único modo de sortear este muro es ser un banco extranjero que no tenga su matriz en España, como Espirito Santo o ING Direct.
Pero no hay que olvidar que existe un segundo factor que puede diluir el interés de la banca en fomentar la comercialización de estos productos. Se trata de su menor sed de liquidez después de que el BCE repartiera entre la banca europea préstamos por un total de 489.200 millones de euros en la primera subasta celebrada por el organismo a tres años, que les ha permitido dejar de preocuparse sobre cómo afrontar los vencimientos a los que se enfrentan este año.
En este contexto, algunas fuentes de mercado aseguran que la nueva tendencia entre las entidades financieras en los próximos meses será el lanzamiento de emisiones a largo plazo con el pago de intereses a vencimiento. ¿Por qué? Es simple. En primer lugar, permiten sortear el aumento fiscal, ya que suelen emitirse a un número de años considerable. Y, en segundo lugar, permiten a los bancos aplazar el pago de intereses a los clientes. Sin embargo, algunas entidades señalan que los productos claramente beneficiados son los fondos -que permiten sortear el peaje fiscal- y los seguros financieros, ya que el resto de productos no garantizan que si la medida va más allá de dos años el cliente pueda tener impacto fiscal. Pese a que en febrero está prevista otra barra libre de liquidez, la banca debe diversificar sus fuentes de financiación.
Ya existen precedentes recientes. Uno de ellos es Popular, que en septiembre inició la comercialización de una emisión de obligaciones subordinadas a 10 años entre los clientes minoristas, con un interés del 8,25 por ciento, en una operación muy similar a la que realizó previamente en julio, con el propósito de reforzar su capital secundario. En la misma línea actuó CaixaBank en noviembre, cuando emitió este tipo de deuda corporativa a un periodo menor, a 5 años, al 7,5 por ciento.