
Madrid, 23 sep (EFE).- El Juzgado de lo Mercantil número 6 de Madrid ha decidido asumir el concurso de acreedores del fabricante catalán de batidos Cacaolat, por lo que ha solicitado al juzgado barcelonés que actualmente tramita ese proceso que se inhiba en su favor, según un auto al que ha tenido acceso Efe.
El juez Francisco Javier Vaquer, que gestiona el proceso de insolvencia de la matriz, Clesa, da así un paso determinante para que el Tribunal Supremo le conceda finalmente la competencia para decidir sobre Cacaolat.
El pasado miércoles, el Supremo estableció que el Juzgado de lo Mercantil número 6 de Barcelona debía tomar de momento las decisiones sobre la firma catalana, a la espera de que se resolviera la posibilidad de acumular el proceso de insolvencia de Cacaolat al de Clesa.
Así lo solicitaron en julio los administradores concursales de Clesa, que argumentaron que la venta de las acciones que tiene la láctea en Cacaolat era la única forma de conseguir recursos para pagar, al menos, lo que adeuda a sus trabajadores.
Esa petición abrió una batalla con los administradores concursales de Cacaolat y con el Juzgado de lo Mercantil número 6 de Barcelona, que había iniciado la venta de la unidad productiva con el objetivo de impulsar la viabilidad de la compañía.
El problema es que, en por imperativo legal, Barcelona no puede formalizar la venta del negocio de Cacaolat en tanto se tramita y resuelve la acumulación del concurso, aunque ha seguido dando pasos en ese sentido.
En el auto, Vaquer argumenta que es "aconsejable y necesario" acumular el concurso de acreedores de Cacaolat al de Clesa "a los fines de determinar de un modo más preciso las masas activa y pasiva de ambas sociedades".
De hecho, recuerda que "como consecuencia de la unidad de decisión en el grupo" Nueva Rumasa, hubo "intercambios de flujos de caja entre la sociedad matriz y la participada y viceversa, con pagos a terceros", que "hace necesaria la acumulación".
La propia administración concursal de Cacaolat señaló en el informe de situación provisional presentado el pasado julio que había remesas de clientes que fueron cobradas por Clesa, en vez de por la propia compañía de batidos.
Además, Cacaolat pagó nóminas de empleados de Royne y de Clesa e incluso abonó dinero a sus proveedores y a otros clientes que no mantenían ninguna relación comercial con la compañía catalana.
El informe, que cuantificaba en 10 millones de euros las deudas de Clesa con Cacaolat, también señalaba que desde el 1 de enero de 2010, el fabricante catalán de batidos mantenía con su accionista una cuenta corriente en la que se registraban diversas transacciones de las que una parte muy "significativa" no eran comerciales.
El titular del Juzgado de lo Mercantil número 6 de Barcelona, Javier Fernández, deberá decidir ahora si atiende la petición de Vaquer.
En caso negativo, Vaquer tendría que elevar al Supremo una nueva cuestión de competencia, ya que el Alto Tribunal se ha apresurado a resolver la anterior antes de que el juez madrileño tomara una decisión sobre la acumulación.
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