Bolsa, mercados y cotizaciones

Ni el 11-S dejó Wall Street tan barato como en el precio actual

"En el momento en que el primer avión impactó contra la Torre Norte, me encontraba en la librería Borders justo en la planta baja del edificio", explica Alan Valdez, de DME Securities, y con más de 30 años de experiencia sobre el parqué de la New York Stock Exchange, por aquel entonces todavía una entidad sin ánimo de lucro.

"Nunca pensé que ambas torres se fueran a derrumbar, ese día cambió el mundo de todas las personas el tuyo, el mío...", añade.

Sin duda, la masacre dejada atrás por el ataque terrorista no sólo sirvió como catalizador de un nuevo orden mundial sino que también hizo mella en la renta variable del país, donde el boom tecnológico reventaba mientras los inversores sufrían las consecuencias de un atentado macabro.

Seis días después de la tragedia, y tras un cierre obligado, la New York Stock Exchange reabrió sus puertas con un desplome del Dow Jones de Industriales que alcanzó los 684 puntos en una sola jornada, por aquel entonces una caída histórica. Aún así, el descenso tocó fondo, ya que las medidas de política monetaria acomodaticias instigadas por Alan Greenspan (bajada de tipos) dieron rienda suelta a un abaratamiento del dinero, que algunos consideran que duró demasiado tiempo.

Otros tiempos

Por aquel entonces, los tipos de interés en depósitos bancarios alcanzaban el 4%, la venta de casas nuevas acumulaba las 900.000 unidades despachadas a finales de año y Lehman Brothers era un banco respetado con cerca de 2.000 millones de dólares en beneficios netos. En la última década, el Standard and Poor's 500, el indicador bursátil de referencia para los inversores de a pie en EEUU, sólo se ha revalorizado un 8% y podría decirse que blue chips de la talla de Wal-Mart o Cisco se han mantenido planos mientras Microsoft, General Electric o Bank of America han decepcionado a muchos inversores.

Sin embargo, otros valores han subido como la espuma, entre ellos Apple, con una revalorización que supera el 3.930%. La compañía de Steve Jobs era por aquel entonces una inversión segura, especialmente tras la apertura de su primera Apple Store y la creación de su popular iPod. Si tenemos en cuenta el split que sufrieron sus acciones en 2005, su valor rondaba los 9 dólares en las jornadas posteriores al 11 de septiembre de 2001.

Otra compañía destacada es Amazon. Sin el Kindle en el horizante y por aquel entonces completamente comprometido con la venta de libros en papel a través de la red, las acciones de la compañía se han revalorizado más de un 2.100 por ciento. Durante el azote de la tragedia, la compañía se preparaba para registrar trimestre de beneficios, un centavo por acción con ingresos de 1.000 millones de dólares. A día de hoy, la plataforma de e-commerce tiene previsto registrar hasta 50.000 millones de dólares en ventas.

¿Moraleja? El atentado, sumado a la desintegración de la burbuja tecnológica, presentó oportunidades de compra para algunos inversores que se arriesgaron a anticipar que parte de la renta variable tocaría fondo, un hecho que tuvo lugar entre 2002 y 2003.

Cómo valorar el S&P 500

En estas circunstancias, muchos se preguntan si la situación actual, donde la renta variable de EEUU parece infravalorada, es una oportunidad inigualable de compra en un momento en que el mercado no consigue establecer mínimos y donde la corrección ya ha borrado más de 600 puntos al Dow Jones de Industriales.

El PER de las compañías que componen el Standard & Poor's 500 se sitúa en estos momentos en 11 veces cuando se toman como referencia los beneficios presentados en los últimos 12 meses frente a los 13,7 en los que se situaba en 2001. Mientras, la media a largo plazo, calculada desde 1871 alcanza 15,5 veces su beneficio, según las estimaciones de Robert Shiller, profesor de Economía de Yale. Si cambiamos el denominador de dicho cálculo y tomamos como referencia los beneficios de los últimos 10 años ajustados a la inflación, un cálculo conocido como CAPE (por sus siglas en inglés), el ratio alcanza 22,7, es decir, un incremento del 38 por ciento con respecto al cálculo anual.

Con los cálculos sobre la mesa, el resultado se aleja de proponer una oportunidad de compra. De hecho, si nos remitimos a dichas cifras podría decirse que la renta variable de EEUU está en buena parte sobrevalorada. Sin embargo, los alcistas aseguran que la situación cambia si en lugar de tener en cuenta los beneficios pasados se toman como referencia las previsiones de futuro. Es entonces cuando las tornas cambian y según Cliff Asness, analista de AQR Capital, el PER basado en previsiones de beneficio quedaría un 25 por ciento por debajo de la media.

Para James A. Kostohryz, analista independiente, "si los márgenes de beneficio y el volumen de crecimiento actuales pudieran mantenerse a niveles históricos, el S&P debería estar operando a niveles cercanos a los 1.600 puntos". "Si analizamos los niveles actuales, o la renta variable está infravalorada o realmente el futuro no será como el pasado", añadió.

Sectores menos afectados

La cuestión que aflora en estos momentos respecto a la resaca dejada por el 11-S en la renta variable es determinar cuándo tocaremos mínimos. Para algunos sectores, como el financiero, "los atentados del 11 de septiembre no fueron tan dañinos como la hecatombe posterior a la crisis financiera", explicó al Wall Street Journal, Roy Smith, profesor de la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York. Tras el colapso de Lehman Brothers, el rescate a la banca, la Gran Recesión, la crisis de deuda en la Unión Europea, la rebaja de calificación en EEUU o la última oleada de demandas a la banca presentada por el gobierno estadounidense, la renta variable sigue sin encontrar un flotador permanente.

Además, los efectos del 11-S todavía hacen mella sobre las bolsas estadounidenses. Según Marc Faber, inversor y editor del informe Gloom Boom and Doom, "no hay duda que una década más tarde, tanto la estructura financiera como EEUU en general está en mucho peor estado que en 2001", dijo al portal MarketWatch.

Desde su punto de vista, una de las decisiones que más daño ha hecho a la primera economía del mundo es la impresión de dinero, emprendida por la Reserva Federal, más conocido como QE1, tras el ataque terrorista. "La devaluación del billete verde ha provocado una corrección en el nivel de vida de los estadounidenses con respecto al resto de los ciudadanos del mundo".

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