En vísperas de la firma el jueves del Tratado de Lisboa, eurodiputados de extrema izquierda y ultraderecha abuchearon la ceremonia efectuada en el hemiciclo de la Eurocámara para defender su exigencia de un referendo sobre el texto que reemplaza a la difunta Constitución europea.
ESTRASBURGO (Thomson Financial) - Dirigentes de la Unión Europea y eurodiputados proclamaron el miércoles la Carta de Derechos Fundamentales, una de las principales innovaciones del nuevo tratado europeo, durante una agitada ceremonia en el Parlamento Europeo en Estrasburgo (este de Francia).
La Carta fue firmada por los presidentes de las tres instituciones europeas: el primer ministro José Sócrates, cuyo país ejerce la presidencia del Consejo de la UE; Hans Gert Pottering, titular del Europarlamento; y José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea.
'Para los ciudadanos de la Unión Europea, es un día de alegría. Cincuenta años después de que los 'padres fundadores' pusieran en pie la Comunidad sobre las ruinas de la Segunda Guerra Mundial, hoy queremos mostrar el corazón de nuestra identidad', subrayó Pottering.
'Sin ninguna duda, este ceremonia es la más importante de toda mi carrera política', declaró por su parte Sócrates, mientras Durao Barroso indicaba que la proclamación de la Carta 'consagra una cultura del derecho en Europa'.
Para cubrir los abucheos de la ultraizquierda y la extrema derecha, el resto de los eurodiputados aplaudieron con todas sus fuerzas los discursos. De su lado, los presidentes de los partidos políticos del Parlamento condenaron en forma unánime las perturbaciones.
La Carta de Derechos Fundamentales está compuesta por 54 artículos sobre los derechos de los ciudadanos (libertad, igualdad, derechos económicos y sociales), que hasta el presente no formaban parte de ninguna enumeración detallada y estaban diseminados en varios textos.
Lanzada en 1999, la Carta había sido adoptada en Niza en 2000 por los jefes de Estado y gobierno, pero en tanto que simple declaración política sin valor jurídico vinculante.
El Tratado de Lisboa, que debe ser proclamado el jueves en la capital portuguesa por los jefes de Estado y de gobierno de los 27, no incluye esta Carta en forma completa, aunque le confiere una fuerza jurídica.
Sin embargo, la Carta no protegerá al ciudadano europeo en todas las situaciones y sólo se aplica a las instituciones europeas (Consejo, Parlamento, Comisión Europea) y los Estados miembros en la medida en que éstos 'aplican el derecho de la Unión'.
Pese a todas estas limitaciones, Gran Bretaña y Polonia exigieron y obtuvieron una derogación para no aplicarla por temor a los derechos sociales en el caso de Londres y los derechos individuales como el matrimonio homosexual por parte de Varsovia.
Estas excepciones fueron deploradas el miércoles por ciertos eurodiputados, que argumentaron un debilitamiento del alcance de la Carta.
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AFP/jr
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