Larry Fink, uno de los inversores más conocidos del mundo, querría poner todo su dinero en bolsa en este momento. El presidente de BlackRock dijo en una entrevista con la CNBC que "no tengo miedo de los bonos, pero si mis contables me lo permitieran, estaría invertido al 100% en bolsa".
"Las acciones están muy baratas en términos históricos, pero la gente todavía se está saliendo de la bolsa y pagando comisiones del 2/20 (2% del patrimonio y 20% de las ganancias) a los hedge funds con la esperanza de ganar más que en bolsa".
"Cualquier inversión que gane el 3% o menos es la mayor tontería que uno puede hacer", añade. "Si nos hubiéramos ido de vacaciones hace cuatro años y vuelto mejores seres humanos y bronceados, los mercados todavía estarían donde estaban hace cuatro años".
Ahora bien, admite que todavía hay muchos riesgos para EEUU. "EEUU no puede seguir dando patadas a seguir. Vamos a ver un recorte del déficit de 2 billones antes del 2 de agosto, pero hace falta que esté entre 4 y 6 billones".
"El petróleo está cayendo, lo que alimentará la economía. Las empresas también están más fuertes que nunca, tienen muchísima liquidez, lo que puede ser un problema porque no la están invirtiendo", opina este gurú. "Si te preocupa la deuda pública, puedes estar más seguro en acciones de empresas fuertes o en su deuda corporativa".
Conexión de la deuda soberana
De momento, BlackRock está fuera de la deuda periférica europea, y avisa a los políticos de que las instituciones no van a volver a comprar hasta que haya una solución permanente para la crisis. "Probablemente haya un feo contagio, pero será manejable", pronostica.
La situación importante es que hay una gran conexión entre la deuda soberana y el sistema bancario. "Europa no se puede permitir un default porque añadiría una gran presión a los bancos".
Fink considera injusto que se obligue a Grecia o Irlanda a rebajar el nivel de vida de sus ciudadanos para que los acreedores puedan cobrar, ya que otros países como Islandia han podido quebrar, y piensa que el principal problema es social; si no se soluciona, advierte de una crisis mucho mayor.
A su juicio, los bancos centrales no son la pieza central para resolver la crisis de la deuda. "No es un problema de los bancos centrales, es un problema d elos ministros de Finanzas". "Hace falta el apoyo de la población para los rescates. Como Paulson con el TARP, los ministros de Finanzas van a tener que captar dinero y necesitarán votos para hacerlo", concluye.