La batalla no se libró en el paso de las Termópilas, sino en el parlamento de Atenas. El enemigo no eran los persas, sino el riesgo de que Grecia quebrara. Y aunque estaban convocados 300 -parlamentarios, que no soldados-, el primer ministro heleno Giorgos Papandreu ni siquiera contó a su favor con una tropa como la de Leónidas. Se conformó con el apoyo de 155, una cifra suficiente para sacar adelante el plan de austeridad que requiere el país con el fin de conseguir el dinero con el que evitar el impago de sus compromisos financieros.
Este resultado, sin significar que Grecia haya ganado la guerra, puesto que continúa estando en una posición económica y financiera de extrema debilidad, dio un respiro a los países periféricos. Dentro de la deuda helena, sobresalieron las compras en los bonos a dos años, con el consiguiente descenso de los rendimientos, que caen cuando el precio de los títulos sube. Su rentabilidad se frenó del 28,5 al 27,3 por ciento. Menor fue la contención en el rendimiento de los bonos griegos a una década, que pasó del 16,45 al 16,28 por ciento.
Adicionalmente, las primas de riesgo de todos los periféricos, medidas por la diferencia entre la rentabilidad de sus bonos a 10 años con respecto a los títulos alemanes con el mismo vencimiento, se moderaron -ver gráfico-. El descenso más abultado fue el portugués, que pasó de los 857 a los 810 puntos básicos -ó 8,10 puntos porcentuales-. En el caso español, la prima de riesgo se moderó de los 269 a los 258 puntos básicos. Encadenó así su tercer retroceso consecutivo y prolongó su relajación desde los 300 puntos a los que llegó a repuntar en la primera hora del lunes.
La tregua alcanzó igualmente a los seguros contra el impago (CDS), que también reflejaron con descensos el veredicto del parlamento heleno. El de España bajó de los 286 a los 281 puntos básicos. También cedieron los de Portugal, Irlanda e Italia. Pero hubo una excepción. El de Grecia repuntó de los 2.037 a los 2.055 puntos básicos, un incremento que refrendó que Papandreu aún tendrá que luchar mucho antes de derrotar a la crisis financiera que padece el país.
Persiste la incertidumbre
Los expertos tienen claro que esta dualidad entre el alivio de la votación y la persistencia de los problemas marca la pauta en estos momentos. "Después de hoy se puede dar por prácticamente seguro que Grecia no quebrará, por lo menos, a corto plazo. Pero, siendo esto positivo, los riesgos potenciales no han remitido del todo, y las valoraciones de los mercados pueden volver a ser negativas", certifica Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG Markets.
Al mismo tiempo, José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, subraya la existencia de incertidumbres adicionales. Por un lado, advierte de que "la falta de unanimidad política", puesto que 138 representantes -el 46 por ciento- votaron en contra, puede suscitar un debate dentro del Fondo Monetario Internacional (FMI), que había reclamando un amplio respaldo a los nuevos planes de ajuste para seguir otorgando financiación a Grecia. Y por otro, Martínez Campuzano recuerda que "el foco de la atención del mercado se centra ahora en negociación con los bancos sobre la prorroga de la deuda pública helena". En este sentido, la participación -o no- de las entidades financieras se antoja clave en el diseño del segundo rescate financiero que se está barajando para Grecia.