Semana intensa donde las haya. Al culebrón de la deuda de la eurozona, que ya va camino de superar en duración a Falcon Crest, se unía la tensión que siempre despiertan en el mercado las reuniones de la Reserva Federal Americana (Fed). La falta de sorpresas que dejó la reunión (ya estaba descontado que no hubiera QE3 y tampoco subidas de tipos y que Bernanke rebajara su estimación de crecimiento de PIB) se solventó al día siguiente con la decisión por sorpresa de la AIE de liberar reservas para bajar el precio del crudo.
Sin embargo, habrá que esperar hasta la semana que viene para ver la reacción de los inversores. ¿Aumentarán los alcistas al descontar que una caída del crudo se traducirá en una economía al alza o serán los bajistas los que se incrementen con la visión de que esa recuperación es tan débil como para que la AIE tenga que tomar una medida tan drástica? De momento, esta semana la encuesta de la Asociación Americana de Inversores Individuales (American Association of Individual Investors) arroja un gran incremento de los alcistas. De hecho, ahora el 37,5 por ciento de los inversores considera que la bolsa subirá, frente al 29 por ciento de la semana pasada y la cifra más elevada desde la última semana de abril. Por el contrario, el número de bajistas ha experimentado un fuerte recorte, del 42,7 por ciento al 35,7 por ciento. Y eso a pesar de los datos económicos, que son en los que se está fijando ahora Wall Street para decidir su rumbo siguen sin ser halagüeños.
No obstante, a juzgar por las conclusiones que se obtienen del termómetro de sentimiento de mercado en España, parece que los toros se resisten a salir a la plaza bursátil. El miedo a que finalmente no haya solución griega y a que España no consiga diferenciarse del resto de sus vecinos de la periferia (de momento, esta semana la prima de riesgo ha alcanzado niveles históricos y el Ibex vivió el jueves su peor sesión del año) ha llevado a las mejoras de valoraciones de nuestras cotizadas a esconderse detrás del tendido, ya que en porcentaje han caído hasta el 26 por ciento, mientras que cada vez son más los analistas que optan por la neutralidad, a la espera de soluciones, ya sean buenas o malas para los mercados: han subido del 56,19 al 58,64 por ciento.Otro dato curioso es el repunte experimentado por las revisiones de precios objetivos bajistas, del 14,18 al 15,36 por ciento, el mayor desde la semana del 13 de abril. Casualidad o no, fue esa precisamente la semana, como ésta, en la que los inversores tuvieron que hacer frente a una fuerte corrección del crudo, después de que Goldman Sachs aconsejara a sus clientes vender y que la Agencia Internacional de la Energía afirmase que un petróleo por encima de los 100 dólares podría ralentizar la recuperación económica.