Bill Gross, fundador de la mayor gestora de fondos del mundo, ha vuelto a demostrar que prefiere sacrificar las ganancias a corto plazo para asegurarse la rentabilidad en un periodo más largo. Su apuesta en contra de la deuda soberana estadounidense es una prueba de ello.
El pasado mes de febrero decidió deshacer todas las posiciones que tenía su fondo estrella, Pimco Total Return, en bonos del Tesoro de EEUU. Desde entonces, se anota un rendimiento del 2,52%.
Gross optó por dejar a cero sus posiciones en deuda pública estadounidense, frente al 12% que este tipo de inversiones suponía en su cartera en el mes de enero. Pero, de haber tenido Treasuries en su cartera en los últimos tres meses, habría logrado un 3,1% adicional, de acuerdo con los datos de Bloomberg.
"Ciertamente, no me arrepiento", señaló Gross sobre su estrategia. "Estamos batiendo al mercado en un 50%. No estamos completamente satisfechos, pero no es el titular negativo que algunos ven", añadió.
Adiós al rally
Y es que, para algunos analistas, Gross se ha pasado de cauto y no previó que los inversores podrían ignorar las alarmas sobre el déficit presupuestario. "Se ha perdido el rally", afirma a Bloomberg el estratega senior de ABN Amro en Chicago Edward Lashinski. "Ni siquiera la inversión más inteligente puede ser correcta todo el tiempo. Gross ha subestimado sustancialmente la proyección para los Treasuries a corto plazo", añade.
Si embargo, el gurú, de 67 años, sigue fuirme en su postura e insiste en que la época alcista de los bonos estatales estadounidenses, que ha durado unas tres décadas, ha concluido.
El mes pasado, Gross aseguraba que "nunca hemos invertido a la baja en Treasuries, estamos infraponderados, dejémoslo así".