Desde Fukushima, las grandes eléctricas convencionales pierden 3.000 millones de euros en bolsa
Ya no hay vuelta atrás: en el año 2022, Alemania enarbolará la bandera del antinuclearismo ya que ésa es la fecha tope que su canciller, Angela Merkel, ha establecido para el cierre de todas las plantas nucleares germanas. La transición hacia energías más limpias, según un estudio realizado por el partido al que pertenece la canciller, costará 40.000 millones de euros -hay que tener en cuenta que en la actualidad el 17 por ciento de la producción energética en Alemania viene de este tipo de energía, según los datos del Foro de la Industria Nuclear Española-. Pero algunas compañías energéticas ya han empezado a pagar esa factura. Al menos en bolsa.
Desde el 11 de marzo, cuando el tsunami que azotó Japón acabó provocando una explosión en la central de Fukushima (el desencadenante que despertó el antinu- clearismo de Merkel) las diez mayores compañías de electricidad tradicional han perdido casi 3.000 millones de capitalización bursátil. Pero buena parte de ese dinero no ha salido del circuito del sector eléctrico. Simplemente ha cambiado de estrategia y ha optado por refugiarse en aquellas compañías que pueden beneficiarse de esta fiebre por lo antinuclear: las que centran su negocio en las energías renovables. De hecho, las mayores energéticas de este tipo han incrementado su valor bursátil en 1.900 millones de euros en total.
La confirmación de ayer de que Alemania pondrá de aquí a 10 años un punto y final a su política nuclear no ha hecho sino reafirmar esta tendencia. De hecho, en el Dax E.ON y RWE son los valores que, aunque hoy repunta ligeramente, peor han comenzado la semana (también son las eléctricas que más ceden desde el 11 de marzo ya que pierde cada una un 16 por ciento) ya que no sólo cotizaron que tendrán que reinventarse para poder seguir sobreviviendo en una década sino que además tendrán que hacerlo mientras siguen pagando los impuestos por sus plantas nucleares. "Ahora habrá que esperar para conocer si habrá nuevos impactos negativos por inversiones de seguridad mayores", afirman desde Sabadell. Entre ellos, la fuerte subida que puede sufrir el precio del gas tras el anuncio de Gazprom de que subirá esta materia prima un 20 por ciento.
En la otra cara de la moneda se situaron las compañías de energías renovables. Por ejemplo, Gamesa avanzó más de un 5 por ciento, ganancias que sigue acumulando hoy, aunque de forma más moderada. Situación que aprovecharon los bancos de inversión para realizar revisiones alcistas tanto para la previsión de ganancias por acción de 2011 como de 2012, en un 0,1 por ciento y 0,9 por ciento, respectivamente. Por su parte, Enel Green Power reaccionó ante la decisión con un alza superior al 4 por ciento.
Pocos cambios a futuro
Sin embargo, la pregunta que deben hacerse todos los inversores es, ¿realmente puede haber conseguido atractivo el sector verde al calor de Merkel? No está aún muy claro. A la sobrecompra que protagonizan algunas de ellas se une que los analistas, si bien han mejorado sus previsiones de beneficio para los próximos tres años, lo han hecho en apenas un 0,32 por ciento. Mucho más llamativo es el recorte que han sufrido en sus expectativas las utilities más convencionales. Si bien éste es inferior al 1 por ciento, el recorte sorprende ya que el eléctrico es uno de los sectores que siempre ha presumido de contar con unos beneficios estables, ligados al ciclo económico -por ello, precisamente, los inversores lo consideran como uno de los sectores defensivos por excelencia-.
Por compañías, vuelven a ser las alemanas E.ON y RWE las que mayores tijeretazos sufren en sus previsión de beneficios para este trienio, con recortes que superan el 5 por ciento acumulado respectivamente de aquí a 2013. Ante estos datos, los expertos siguen recomendando mantener los títulos de las eléctricas convencionales. Pero también los de las empresas de renovables.