
El Banco Central Europeo (BCE) no tiene por costumbre empeñar su palabra en vano. Asume que lo prometido es deuda. Y lo cumple. Por mucha polémica u oposición que exista. Lo demostró en 2008, cuando subió los tipos de interés en plena crisis financiera, y lo ratificó hoy. La petición formal de rescate solicitada por Portugal en la noche del miércoles no conmovió a la institución presidida por Jean-Claude Trichet, que hizo lo telegrafiado el pasado 3 de marzo. Esto es, acometer el primer incremento del precio del dinero desde el emprendido aquel verano de hace tres años. Siguiendo el guión previsto, lo elevó en un cuarto de punto, hasta el 1,25 por ciento, variación con la que además puso fin a casi dos años sin movimientos, desde que el 7 de mayo de 2009 redujo los intereses al mínimo histórico del 1 por ciento.
Ese intervalo expiró, con una decisión adoptada, según confesó Trichet, de forma "unánime". No era cuestión de que una maniobra monetaria tan importante alentara las fisuras de una entidad que se encuentra en proceso de revisión interna, a la busca y captura de un sucesor para el banquero galo, cuyo mandato concluye el próximo 31 de octubre.
También elevó en un cuarto de punto los tipos correspondientes a la facilidad de depósito -los intereses a los que el BCE retribuye a las entidades por el dinero que depositan en el banco central- y a la facilidad de crédito -que define el precio que deben pagar los bancos por financiarse de urgencia en la ventanilla de la institución monetaria-. Los primeros pasaron del 0,25 al 0,50 por ciento y los segundos, del 1,75 al 2 por ciento.
Habrá más... ¿en junio?
Más allá de la decisión, esperada por el mercado, la clave de la reunión que el BCE celebró residió en las pistas aportadas sobre sus intenciones futuras. Y esta vez Trichet tiró de veteranía. No hipotecó su palabra, sino que se dejó todas las puertas abiertas. Para empezar, envió señales de sobra para demostrar que su voluntad es subir más los tipos. Certificó que "el ajuste de la muy expansiva política monetaria actual está garantizado a la luz de los riesgos alcistas sobre la estabilidad de los precios", un mensaje al que acompañó otro: "La liquidez monetaria sigue siendo amplia y podría facilitar la llegada de presiones sobre los precios".
Con una inflación que, según los datos provisionales, repuntó en marzo a una tasa interanual del 2,6 por ciento, la mayor desde octubre de 2008, y con el temor a que la subida de los precios degenere en efectos de segunda ronda sobre los salarios, ese discurso delata el ADN antiinflacionista del BCE y su intención de dar continuidad al movimiento. "La referencia a que el BCE ve riesgos alcistas sobre la inflación indica que son posibles más incrementos", reconoce Peter Hensman de Newton, parte de BNY Mellon AM.
La cuestión es cuándo y cuánto. La primera incógnita quedó abierta... porque así lo quiso Trichet. Y con vehemencia, puesto que repitió una y otra vez que "el BCE no ha decidido el comienzo de una serie de repuntes". Como, además, precisó que la entidad no ejercerá "una fuerte vigilancia" sobre los precios, sino que los "analizará muy de cerca", anticipó que no encarecerá el precio del dinero en mayo.
Sin embargo, y por mucho que Trichet se empeñara en que no ha empezado un ciclo de aumentos, los expertos tienen claro que habrá más, aunque no serán sucesivas. "Esta subida marca el comienzo del tercer ciclo alcista de tipos de la historia del BCE", asegura Javier Flores, de Dracon Partners. "Incluso aunque el ritmo de los futuros aumentos permanece abierto, está claro que esta subida no es la última del año", valora Carsten Brzeski, de ING CB. "Todo apunta a que podría haber una segunda subida antes del verano. ¿En mayo? Muy pronto. ¿En junio? Posible", vaticina José Luis Martínez, estratega en España de Citi. Para Soledad Pellón, estratega de IG Markets, la clave será el petróleo, que se encuentra en máximos desde 2008 por encima de los 120 dólares. "Si bien vemos una alta probabilidad de que de aquí a finales de año veamos una segunda subida de tipos, la tercera dependerá directamente de la evolución de los precios del petróleo", afirma.
A propósito del cuánto, los expertos esperan que podrían producirse entre dos y tres subidas más en 2011, cada una de un cuarto de punto, con lo que los tipos acabarían el año en el 1,75 o en el 2 por ciento. Aunque aquí no existe la unanimidad de la que sí hizo gala el BCE. En opinión de Stewart Robertson, economista jefe para el Reino Unido y Europa de Aviva Investors, "el mercado se excede ligeramente en sus cálculos".
Al mismo tiempo, los expertos no obvian el contexto en el que tuvo lugar la subida, marcado por el rescate de Portugal. Marie Diron, economista del Ernst & Young Eurozone Forecast, califica la subida como "un error", por lo que desea que no haya más incrementos. "Esperamos que este aumento no sea el comienzo de una serie de repuntes, porque podrían poner en peligro seriamente la frágil recuperación económica", señala.
Elogios para España
Precisamente porque el entorno está muy sensibilizado con respecto a la crisis periférica, Trichet debió hacer frente a varias preguntas al respecto. Una de ellas aludió a España, y el banquero galo lo tuvo claro: "España ha hecho muchas cosas que van en la dirección correcta, pero aún tiene mucho por hacer en las reformas estructurales, sobre todo en materia laboral".