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Economía/Transportes.- La huelga en la red de transporte público augura un 'jueves negro' en Francia

Los sindicatos mantendrán esta semana su primer pulso con Sarkozy

PARIS, 15 (EUROPA PRESS)

La política social del presidente francés, Nicolas Sarkozy, pasará este jueves 18 de octubre su primera prueba con la huelga convocada por los sindicatos en protesta por la reforma de los regímenes especiales de jubilación. Toda la red de transporte público del país --trenes, autobuses y metro--- se verá seriamente afectada, augurando un 'jueves negro' en Francia.

Los más beligerantes serán los sindicatos ferroviarios que ya han anunciado una fuerte incidencia en este sector y prevén la circulación de tan sólo uno de cada diez trenes. Aunque la huelga es nacional, el tráfico internacional se verá de rebote afectado, porque ningún convoy recobrará la normalidad hasta llegar a la frontera, según fuentes sindicales.

En París, donde los trabajadores de la SNCF, la compañía estatal de ferrocarril, liderarán la manifestación que transcurrirá por la capital gala, se espera un completo colapso y algunos sindicalistas amenazan con una movilización similar a la de 1995, siendo presidente Jacques Chirac, o la que sufrió en 1988 François Mitterrand.

No obstante, según los analistas para que la movilización tenga éxito se tienen que dar varias condiciones, la primera que se vea afectado uno de los elementos "fundamentales" del proyecto social francés. La segunda, que la opinión pública considere que el Gobierno no tiene razón, como sucedió en 1995 o con el polémico Contrato de Primer Empleo (CPE), y la tercera que los sindicatos tengan la voluntad de estar unidos, algo que parece que en esta ocasión no se produce porque no todos tienen los mismos objetivos.

De hecho, existe una fuerte división sobre el tipo de protesta y mientras la Central General de Trabajadores apuesta por una jornada, Fuerza Obrera ha advertido con prorrogar la huelga.

Así pues, en medios sindicales la mayoría se preguntan si no tienen mucho más que perder que que ganar en esta confrontación porque Sarkozy tiene fama de mantenerse firme en su principios y los sindicatos se arriesgan a mantener un pulso con el Gobierno que termine como en el Reino Unido durante la era de Margaret Tatchter, que abrió la puerta a una gran reforma.

En todo caso, hoy en las principales estaciones de tren de París ha comenzado a oirse el llamamiento de los huelguistas bajo el lema "37 años y medio para todos". El origen de la protesta hay que buscarlo en la reforma planteada por ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, que presentó la pasada semana a las organizaciones sindicales y empresariales una propuesta "no negociable" sobre los regímentes especiales de jubilación para prolongar el tiempo de cotización de los 37,5 años actuales a los 40 años en 2012.

Trabajo iguala así todas las pensiones y acaba con la especificidad de algunos trabajadores, como los del sector público, los de la Comedia francesa, los de la eléctrica EDF, los ferroviarios de la SNCF o el transporte urbano de París, la RATP. Tres sindicatos de la función pública se han unido a los transportistas y el movimiento podría superar ampliamente el de los asalariados más afectados por la reforma de la jubilación.

MAS SECTORES

De hecho, la CGT no descarta que se unan los transportes de mercancías por carretera, el transporte aéreo o incluso los servicios de recogida de basuras para denunciar lo que el sindicato llama "ataques" del Gobierno a "las condiciones de trabajo, el empleo, las pensiones, la protección social y la degradación de los servicios públicos". En definitiva, una mezcla reivindicativa para responder a las reformas lanzadas por Sarkozy.

Para el secretario general de la rama ferroviaria de la CGT, Didier Le Reste, "ya está bien" de que el Gobierno les acuse de ser "unos privilegiados", recordando que quienes trabajan en la empresa estatal de ferrocarril, si se jubilan a partir de los 55 o los 50 años, tienen pensiones muy bajas y que el 62% de los jubilados de la SNCF reciben menos de 1.500 euros brutos al mes.

"Por lo tanto, nos piden trabajar más y ganar menos", dijo dando la vuelta una frase que en Francia empieza a hacer famosa el propio Sarkozy y su cultura del trabajo: "trabajar más para ganar más".Pero Sarkozy no parece tener la intención de dar marcha atrás y dejó claro que "tiene un trabajo que hacer y lo hará".

Mientras, el ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, admitió en declaraciones a 'Europe 1' tener la convicción de que la huelga será "importante". "La huelga es un derecho constitucional que respeto, pero estamos totalmente decididos a aplicar esta reforma", añadió el titular de Trabajo. "No podemos dejar de hacerla, todos los franceses y todos los agentes de los regímenes especiales lo entienden perfectamente", alegó.

En medios de derecha, se interpreta la huelga como un "chantaje de la Francia de ayer", según reza el editorial del periódico conservador 'Le Figaro'. "Los sindicatos lucharán sin tregua contra cualquier reforma progresista que busque desbloquear el país. La Francia de ayer, con su red de corporativismo, no quiere el cambio solidario. Para impedirlo, quiere hacer cantar al Gobierno", dice el rotativo galo.

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