
El constructor aeronáutico estadounidense Boeing ganó el jueves el contrato de los aviones cisterna de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, para el cual estaba en competencia con la firma europea EADS desde hace varios años.
BOEING (BA.NY)"obtuvo un contrato firme a precio fijo evaluado en más de 3.500 millones de dólares para la entrega de 18 aparatos de aquí a 2017", indicó el Pentágono en un comunicado.
Se trata de la primera etapa de un megacontrato evaluado en unos 35.000 millones de dólares para la compra de 179 aviones cisterna.
Subrayando que el avión de Boeing nunca fue volado, EADS reaccionó rápidamente diciendo estar "decepcionado" y "preocupado", sin indicar si apelaría la decisión, lo cual le está permitido.
El contrato está destinado a remplazar la envejecida flota de KC-135 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, que data de los años 50. El Pentágono compraría estos aparatos a un ritmo de 15 por año como máximo.
EADS, que proponía un aparato derivado de su Airbus A330, se presentaba sin embargo como favorito hasta último momento.
El analista Loren Thompson del Lexington Institute, un reconocido experto del sector, estimaba así el mismo jueves que Airbus ganaría "ofreciendo un precio sobre el cual Boeing no (podía) alinearse".
"A juzgar por la frecuencia con la que el responsable de compras del Pentágono, Ashton Carter, evocó la noción de mercado de la defensa 'globalizado', el gigante europeo EADS es ganador", agregó.
Varios analistas esperaban que si ganaba EADS, habría un contraataque de Boeing ante los tribunales.
La historia de este contrato está sembrada de marchas y contramarchas. Fue anulado en dos ocasiones: atribuido en primera instancia a Boeing en 2003, en 2008 se atribuyó a EADS, casa matriz del fabricante europeo Airbus y su aliado estadounidense Northrop Grumman.
EADS se lanzó esta vez sin socio principal, pero con el apoyo de centenares de fabricantes de partes estadounidenses.
EADS presentó una versión militar de su Airbus A330, el KC-45, que promocionaba como "el único verdadero avión de reaprovisionamiento ya en actividad", dado que la versión del 767 de Boeing existe "solamente en el papel" y dijo su producción generaría 48.000 empleos en Estados Unidos.
La firma europea había anunciado la semana pasada que había revisado sus precios a la baja con el objetivo de obtener el contrato.
Boeing afirmaba por su parte que el aparato que presentó garantizaba "mejores capacidades operativas a los aviones de combate estadounidenses, con un consumo de combustible inferior en 24% al del aparato propuesto por EADS" y que generaría 50.000 empleos en Estados Unidos.
En el Congreso, los legisladores de los Estados de Washington (noroeste de EEUU), Kansas (centro), Misuri (centro), Michigan (norte) y Carolina del Sur (sureste), en las que se sitúan instalaciones de Boeing o de sus subcontratistas, cabildearon durante meses en favor del fabricante estadounidense.
Por el contrario, congresistas de Alabama (sur), donde se habría armado el reaprovisionador de Airbus, apoyaban al europeo.
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