
El selectivo subió un 0,13% tras cuatro días de caídas y cerró en 10.647,6 puntos mientras se negociaban 2.918 millones en todo el parqué. La sobrecompra pasó factura a los bajistas, que no lograron romper el soporte de los 10.580 - 10.600 a pesar de que contaron con la ayuda de un petróleo disparado. Sin embargo, el resto de Europa no logró darse la vuelta, lo que hace presagiar un cierre semanal poco alentador.
"Mantener soportes podría ser un signo de agotamiento vendedor que augure un próximo rebote, pero la verdad es que cada vez son más los elementos que invitan a la prudencia", señalaba Joan Cabrero, analista de Bolságora en Ecotrader.
Es más, el analista señala que un próximo rebote "podría ser altamente vulnerable y más una oportunidad para reducir más exposición que para tomar nuevas posiciones".
Los datos macroeconómicos conocidos hoy en Estados Unidos antes de la apertura de Wall Street fueron positivos en líneas generales pero incapaces de propiciar una reacción alcista contundente. Además, la fuerte caída de las ventas de viviendas nuevas en enero desdibujó las subidas de Nueva York.