Llega agitado a la entrevista. No es para menos. BBVA está sacando adelante su segunda emisión del año y Mariano Aldama, responsable de mercados de deuda para instituciones financieras de Royal Bank of Scotland (RBS) en España, está muy atento a ella. Por eso, precisamente, su voz resulta tan autorizada para valorar y analizar la situación de las emisiones de deuda financiera, porque las sigue en primera persona. Y tal como lo vive, lo cuenta.
¿Qué balance se puede hacer del arranque del año en el mercado de emisiones financieras?
Si se compara enero con el mismo mes de 2011, lo que hemos visto es un descenso bastante importante de los volúmenes de emisión. En enero de 2010 se emitieron alrededor de 9.000 millones de euros entre cédulas hipotecarias, emisiones avaladas y deuda senior. Este año la actividad se ha reducido a un tercio de esa cantidad y solamente en cédulas. Esto denota que los miedos soberanos han seguido presentes entre los inversores extranjeros, algo que se ha traducido en menos volumen de emisiones, pero de mayor calidad. La crisis no está totalmente terminada y el mercado de emisiones en 2011 será de ventanas muy puntuales y más estrechas que en 2010.
En las primeras emisiones financieras de 2011 las primas exigidas a las entidades españolas han crecido. ¿Es reflejo de la crisis soberana o se debe igualmente a la situación del sector?
Es una combinación. Crisis soberana, por un lado, con una aversión a todo lo que es países periféricos, incluido España. En lo que respecta al sector financiero, había una falta de transparencia sobre la exposición inmobiliaria que está empezando a subsanarse ahora en las presentaciones de resultados. De hecho, esta mayor claridad se ha reflejado en un estrechamiento de los diferenciales en las últimas emisiones, como la de BBVA.
¿Cómo valora las medidas anunciadas por el Gobierno con respecto al sector financiero?
Son muy inteligentes, muy sutiles, porque en el fondo están forzando la reconversión de cajas en bancos, las despolitiza y promueven una segunda e incluso tercera ronda de consolidaciones y que haya fusiones entre bancos y cajas. Y el Gobierno lo ha hecho imponiendo unos niveles de core capital -capital susceptible de absorber pérdidas- muy altos, superiores a los establecidos por Basilea, estableciendo un periodo de tiempo e invitándolas a que se pongan de acuerdo. No las está nacionalizando, les está marcando las reglas para que ellas busquen sus socios y se capitalicen. Si no lo consiguen, el Gobierno entrará como último recurso como accionista con la idea de salir en cinco años. Ya hay fondos interesados en entrar y querrán tener una posición en el consejo, algo que ayudará a despolitizar las cajas.
¿Serán capaces las cajas de captar ese capital? Por otra parte, ¿tendrán acceso las cajas a los mercados de deuda?
El marco definido por el Gobierno obliga a las cajas a ponerse las pilas e iniciar el proceso de reconversión en bancos o entrar en una segunda ronda de fusiones. Una vez esté claro esta transición y los activos transferidos a un banco, no habrá impedimento para salir al mercado. Cajas con un perfil de buena capitalización, como por ejemplo las cajas vascas, Ibercaja y Unicaja siguen teniendo la posibilidad de acceder al mercado de capitales con la salvaguarda de que el mercado accesible para ellas es el mercado de cédulas y en plazos cortos. También La Caixa. Lo importante es que las grandes entidades marquen la impronta de que el mercado está abierto y eso marcará el camino a las restantes entidades. El panorama está muy interesante, con mucha actividad y oportunidades. Los altos diferenciales actuales y los niveles de los seguros contra el impago (CDS) están por las nubes y no reflejan verdaderamente el riesgo. Hay oportunidades de compra brutales, para hacer muchísimo dinero en la deuda financiera.
Sin embargo, se suele aconsejar más la deuda corporativa, sobre todo de alta rentabilidad (high yield), que la financiera...
Está claro que el high yield ha tenidos unos años muy buenos y probablemente tenga recorrido un año más, pero tanto sus diferenciales como los de la deuda corporativa se han ido reduciendo mucho.
RBS figuró entre los bancos colocadores en la emisión que realizó el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) a finales de enero. ¿Qué percepción existe en el exterior con respecto a lo que supone?
Al Frob lo conoce fuera todo el mundo y los inversores internacionales conocen su misión y sus características. La emisión marchó muy bien, mejor de lo esperado, con un diferencial sobre el Tesoro Público de 80 puntos básicos -ó 0,80 puntos porcentuales- y una tasa de cobertura de 1,6 veces.