La reconstrucción alcista sigue a paso lento, pese a una semana repleta de acontecimientos. Las revueltas iniciadas en Egipto a finales de enero pasaron desapercibidas en los parqués y lo mismo ocurrió con la dimisión de su presidente, Hosni Mubarak, el viernes, ante lo que los mercados no mostraron señales de cambio.
El retorno de los temores sobre la deuda de la periferia europea -sobre la portuguesa, concretamente- tampoco tambaleó los parqués, ni siquiera los europeos, que estuvieron marcados por los movimientos corporativos de algunas de sus principales gestoras.
El Ibex cerró la semana con un descenso del 0,47 por ciento, hasta los 10.803,6 puntos, tras una última sesión en la que se mantuvo en terreno negativo durante la primera mitad del día, llegando a tocar los 10.656,9 puntos. El indicador vivió su peor sesión el jueves -cuando cedió un 1,31 por ciento-, entonces los focos volvían a centrarse sobre la deuda soberana lusa, a la que España mantiene la mayor exposición.
La venta masiva de bonos lusos colocó la rentabilidad de estos activos a 10 años en el 7,63 por ciento, su máximo histórico y un porcentaje similar al que sufrieron sus homólogos griegos e irlandeses previamente a su rescate. Finalmente, el rendimiento cerró la semana en el 7,312 por ciento.
Este escenario perjudica con más intesidad al sector financiero. Su exposición a la deuda soberana convierte a los bancos en los valores más castigados y en el objetivo principal de los inversores bajistas. No obstante, este sector es el que más aporta a las alzas que se logran en Europa durante el último mes, seguido de eléctricas y tecnológicas.
Qué ha pasado fuera del Viejo Continente
No ocurre lo mismo en Wall Street. En este caso, las compañías que más contribuyen a que el S&P 500 se encuentre en máximos desde junio de 2008 son las energéticas y las industriales.
Al otro lado del Atlántico, los alcistas continúan controlando la situación y no dan señales de debilidad. Durante la semana, la Reserva Federal (Fed) ha compartido protagonismo con el BCE. Por un lado, Weber se autodescartó como sucesor del actual presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, mientras que Kevin M. Warsh, miembro de la Fed, anunció su dimisión para finales de marzo.
Y no hay que olvidar que la semana comenzó con una subida de los tipos de interés en China, la tercera desde octubre. Otro indicio que resucita al fantasma de la inflación. Éste se convierte ahora en uno de los problemas que puede cobrar fuerza en los próximos meses y contra el que los inversores ya deben protegerse.