El acontecimiento del día, la reunión de la Fed y su comunicado posterior, provocó una inmediata reacción bajista de todos los índices en Wall Street nada más conocerse. Muchos temían un desplome, pero la cosa se frenó enseguida. Las caídas finales no fueron demasiado graves, probablemente porque Bernanke no descartó que la subida de mayo sea la última (ver Qué se dice en Wall Street).
Al cierre, el Dow Jones bajó el 0,85% -como curiosidad, sus 30 miembros cayeron-, el S&P 500 se dejó el 0,64% -y perdió los 1.300 puntos- y el Nasdaq recortó el 0,48%. En Europa, caídas moderadas antes de conocerse la actitud de la Fed: el EuroStoxx 50 cedió el 0,44%.
Antes de la Fed, el mercado había recibido datos inquietantes para los tipos a uno y otro lado del Atlántico. En EEUU, la confianza del consumidor marcó máximos de cuatro años. En Europa, el IFO alemán alcanzó un récord de 15 años y la masa monetaria volvió a dispararse (ver Destacamos).
El resto de mercados también reaccionó de forma contundente al comunicado. Los precios de los bonos se hundieron y las rentabilidades se dispararon: el tipo a 10 años en EEUU alcanzó el 4,78%. En las divisas, el euro subió con fuerza durante casi toda la sesión, hasta 1,21 dólares, arropado por la fortaleza del IFO; pero el dólar contraatacó tras la reunión de la Fed y devolvió a la divisa europea a niveles de 1,20.
El petróleo se sumó al pesimismo con una nueva subida que llevó su precio a 66 dólares por primera vez desde el 7 de febrero. El oro cerró antes del fin de la reunión de la Fed, por lo que no recogió sus efectos: bajó hasta 562,6 dólares, y continuó bajando en el after hours debido al tirón del dólar.
El mercado no prestó apenas atención a las noticias empresariales. General Motors volvió a acaparar titulares en EEUU al anunciar despidos de ejecutivos. Alcatel y Lucent dieron sus primeros pasos para conseguir la aprobación política de su fusión al proponer segregar los activos relacionados con la seguridad bajo un consejo de administración formado sólo por estadounidenses. En Europa, las telecos acusaron con caídas la norma de la Comisión Europea que les prohibe cobrar las tarifas actuales cuando se usa el móvil desde otro país (ver Destacamos).