El Tesoro Público vuelve a salir hoy al mercado en busca de financiación para las arcas públicas en el entorno más hostil que se recuerda en los últimos tiempos. Nunca, desde que España entró entre los países fundadores del euro, la deuda española había estado tan entredicho como ahora, razón de peso para que cada emisión sea como una tortura.
En esta ocasión, y antes de arrojarse en manos de los inversores a pecho descubierto, se ha protegido de una forma muy simple: reduciendo la pretenciosidad de la operación. Tal como anunció el viernes la Ministra de Economía, Elena Salgado, el Tesoro sigue adelante con el calendario de subastas previsto hasta finales de 2010, pero pidiendo menos dinero en cada una de ellas. Dicho y hecho, este mensaje se estrenará en esta emisión, puesto que intentará captar entre 1.750 y 2.750 millones de euros; hace dos meses, en la anterior adjudicación de deuda a tres años, estableció como objetivo obtener entre 3.000 y 4.000 millones.
Con este tijeretazo de casi un tercio con respecto a la colocación de octubre, el Tesoro pretende minimizar el impacto de las tensiones que está sufriendo la deuda española en las últimas semanas. En octubre, los bonos a tres años se subastaron a un interés medio del 2,52 por ciento. Entonces, la rentabilidad de estos títulos en el mercado secundario se encontraba en el 2,56 por ciento. En la actualidad, su rendimiento asciende al 3,97 por ciento, el nivel más alto desde septiembre de 2008, con lo que el coste de la operación puede dispararse en torno a un 60 por ciento con respecto a la celebrada hace dos meses.
Si se confirman estas previsiones, la operación de hoy daría continuidad a la tendencia vista en noviembre, mes en el que el coste de financiación de las distintas subastas se disparó entre un 10 y un 85 por ciento con respecto a los últimos precedentes.
Demasiada tensión
En su contra, el Tesoro se encontrará con el sustancial deterioro de la posición española en los mercados financieros, un castigo reflejado tanto en la rentabilidad exigida ahora por los inversores como en la prima de riesgo. Pese a la caída de ayer, el rendimiento de los bonos a 10 años se encuentra en el 5,28 por ciento. En paralelo, los intereses adicionales que requiere el mercado a los títulos españoles a una década sobre los bund alemanes asciende a 250 puntos básicos -ó 2,5 puntos porcentuales-.
En este entorno, la clave de la subasta dependerá de las exigencias de los inversores y de la demanda que acuda a la operación. En octubre, las peticiones rondaron los 7.000 millones de euros, con lo que cubrieron en 2,1 veces los 3.216,8 millones finalmente colocados.
Recta final
El resultado final que obtenga el Tesoro en la adjudicación de este jueves servirá de guía para las siguientes colocaciones que tiene programadas para el último mes del año. El 14 de diciembre emitirá letras a 12 y 18 meses; dos jornadas después llegará el turno de obligaciones a 10 y 30 años con cupón flotante; y terminará el año con una subasta de letras a tres y seis meses.