El éxito que registran los metales preciosos parece no tener fin. Buenas noticias para las estrategias que tenemos abiertas en Ecotrader sobre la plata y el oro. Este último, por ejemplo, activo refugio por excelencia, marcó ayer un nuevo récord en su historia al encontrar en la debilidad del dólar, un nuevo carburante.
Los futuros con vencimiento en diciembre cotizan en torno a los 1.300 dólares la onza, al igual que los que tienen fecha para agosto 2011. Esto significa que, ante la debilidad del dólar y las dudas que hay sobre la recuperación económica en Estados unidos, los inversores están comprando oro para dentro de un año a 1.300 dólares la onza.
Este hecho confirma, una vez más, la tendencia alcista en subida libre que ha llevado al metal a protagonizar casi 10 años al alza. Por su parte, la plata llegó y alcanzó su nivel más alto desde 1980, en torno a los 21,15 dólares la onza y busca la subida libre absoluta. El punto negativo que tiene esta situación es que, por un lado, para los inversores que quieren ganar o aumentar la exposición a los metales preciosos, tanto el oro como la plata no ofrecen posibilidades de entrada en estos momentos.
Por otra parte, no hay que olvidar que la clave está en que hasta que el metal no consiga vencer su fuerte resistencia en los 21,5 dólares la onza -actualmente cotiza en torno a los 21,15 dólares-, existe la posibilidad que ambos metales experimenten una recorte.
Ojo con la evolución del dólar
La renta variable y el dólar, tradicionalmente, han tenido una relación más que dulce. La primera subía acompañada por un descenso de la segunda. Pero el contexto en este momento no es el mismo. Un descenso muy abrupto de la divisa norteamericana, presionada por el miedo a la deflación, puede convertirse en un enemigo de los alcistas del parqué.
Por el momento, y aunque el euro marcó el miércoles pasado su nivel más alto respecto al dólar desde el mes de abril, la situación no es preocupante, pero tampoco se le puede perder la pista. Especialmente porque en esta ocasión, contrariamente a lo que ha sucedido en otros periodos de debilidad del billete verde , lo inquietante es que las caídas que está sufriendo son más un síntoma de desconfianza hacia la economía estadounidense, que un sinónimo de apetito por el riesgo. Lo que podría complicar la situación en otros países como Japón.