Bolsa, mercados y cotizaciones

La banca encara una oleada de compras

  • Los bancos sufrieron ayer una dura jornada en los parqués por la incertidumbre generada por una inmediata avalancha de compras

Tan lejos, tan cerca. Las nuevas exigencias de capital exigidas a los bancos en Basilea III no se aplicarán en su totalidad hasta 2019. Sin embargo, no ha sido necesario esperar mucho, apenas unos días, para comprobar que sus consecuencias en el sector van a ser notables... e inmediatas. Su definición, establecida durante el fin de semana del 11 y 12 de septiembre, ha sido como un pistoletazo de salida para las entidades. Es más, en el caso de la grandes firmas europeas ya está en marcha una reconfiguración que dibujará, sin duda alguna, un nuevo mapa bancario.

Movimientos como las adquisiciones de Santander en Alemania y más recientemente en Polonia con el Bank Zachodni o la compra por parte de Deutsche Bank del Post Bank han puesto sobre la mesa una realidad que ha venido para quedarse: en estos momentos, y siempre con el objetivo de reforzar sus estructuras de capital, a las entidades les puede resultar más atractivo comprar otro banco que primar en exceso la captación de recursos a través de depósitos.

Mala sesión

El problema, sin embargo, es que el baile corporativo que está en marcha en la banca europea también conlleva sus peajes. Como el que, por ejemplo, está sufriendo Deutsche Bank, que movió ficha nada más conocerse los nuevos requisitos de Basilea. Desde el 13 de septiembre, sus títulos acumulan un retroceso del 6 por ciento, un descenso que responde a la dilutiva ampliación de capital, por valor de 10.200 millones de euros, con la que la entidad financiará la adquisición. Además, su presidente, Josef Ackerman, reconoció el martes que el impacto de la compra de Postbank, cifrada en 2.300 millones de euros, provocará que Deutsche Bank registre pérdidas en el tercer trimestre. Esta confesión se produjo justo en la víspera de la jornada en la que comenzaron a cotizar los derechos de la ampliación, que ayer cerraron en los 4,03 euros. En paralelo, las acciones, una vez descontado el derecho, aguantaron el tipo pese al profit warning y subieron un 0,4 por ciento, hasta los 41,01 euros.

Entre las entidades europeas, el anuncio de Deutsche Bank fue recibido con recelos y caídas mayoritarias en los mercados bursátiles. Así, dentro del índice paneuropeo Stoxx 600, el sector bancario figuró entre los que peor se comportó en la jornada con un retroceso del 1,9 por ciento. En el caso español, estas dudas se vieron acentuadas por un negativo informe de Credit Suisse sobre Santander, al que rebajó su recomendación de "mejor que el mercado" a "neutral". Al mismo tiempo, el banco de inversión recortó el precio objetivo de las acciones de la entidad de 12,25 a 11,75 euros.

En este entorno, el banco presidido por Emilio Botín fue el más castigado dentro del Ibex, con un descenso del 2,8 por ciento. Aunque las otras cinco entidades presentes en el índice también cerraron en negativo, con caídas comprendidas entre el 1,3 por ciento de BBVA y el 2,7 por ciento de Banesto.

Veda abierta

Pero, al margen de lo coyuntural, lo estructural es que el proceso de compras dentro del sector se ha iniciado. Y eso, aunque abre una nueva puerta para la revalorización de las entidades que reciban la compra, también genera incertidumbre en torno a los depredadores. ¿El motivo? Los medios financieros que pueden emplear los compradores para conseguir sus fines, puesto que pueden penalizar, al menos a corto plazo, a sus actuales accionistas. Y es que, por mucho que a medio y largo plazo la incorporación de nuevos activos y capital puede ser más beneficiosa para la estabilidad de la entidad que otros modos de captar recursos, como la captación de depósitos a un alto interés, a corto plazo los procesos de adquisiciones pueden traducirse en la venta de títulos.

Uno de los temores que manifestaron ayer los inversores es que las compras que se puedan presentar en próximas semanas vengan acompañadas de ampliaciones de capital -al estilo Deutsche- o que se vean truncadas las expectativas de mejoras de dividendos con retribuciones vinculadas a ampliaciones de capital que diluyen al accionista -al estilo Santander-. Sin olvidar, claro está, el efecto que las operaciones pueden provocar en las cuentas de resultados. Por estos motivos, en la jornada de ayer se penalizó a los bancos que son más eficientes a la hora de rentabilizar su capital y, por extensión, los claros candidatos a realizar adquisiciones.

Entre la lista de entidades que sufrieron mayores retrocesos en la jornada de ayer se colocaron cinco de las entidades europeas que mayor rentabilidad logran sobre su capital empleado: KBC, Julius Baer, UBS, Santander y Credit Suisse. En el caso del banco de inversión suizo es la entidad más eficiente del Viejo Continente con un retorno sobre el dinero que gestiona del 17 por ciento, porcentaje al que sólo se acerca la entidad también helvética UBS y la suiza KBC (ver cuadro).

Protagonismo español

Curiosamente, entre la banca considerada retail Santander y BBVA aparecen como potenciales depredadores. Santander ha hecho gala de sus ganas de comprar con su frenética actividad de las últimas semanas, que, de hecho, prolonga la política de expansión que viene siguiendo en los últimos años. "La estrategia del Santander es mejorar su ratio de depósitos respecto al total de balance. Se ha lanzado a comprar bancos alemanes y polacos en los que hay un atractivo ratio de depósitos frente a préstamos. Se ha dado cuenta de que le sale más barato comprar bancos que pagar depósitos extratipados y con esta estrategia consigue mayor diversificación geográfica, rebaja el total de exposición al sector inmobiliario y a buen seguro la tasa de morosidad", afirma Miguel Paz, analista de Unicorp.

Pero no será la única. BBVA también está al acecho y son muchas las voces de mercado que apuntan a que la entidad que preside Francisco González está cerca de cerrar un acuerdo. Incluso desde el propio banco se reconoce la intención "selectiva" de hacerlo, aunque esto no quiere decir que fructifique.

Eficiencia en la clase media

La situación de la Primera División de la banca española no es equiparable a la de la clase media. Mientras Santander y BBVA alcanzan ratios de rentabilidad sobre el capital empleado de doble dígito, en el caso de Popular, Sabadell, Banesto y Bankinter este porcentaje se mueve entre el 7 y el 8 por ciento, cifras algo superiores a la de la media de las entidades europeas que se sitúa en el 6,8 por ciento.

La clase media europea no puede presumir en exceso de optimizar el dinero con el que cuenta. Aunque mucho peor es la carta de presentación de un nutrido grupo de bancos griegos e italianos a los que hay que señalar con el dedo. Banca Popolare di Milano, Unicredit, Monte dei Paschi di Siena, UBI, Popolare, Alpha Bank, Piraeus y EFG Eurobank Ergasias son entidades con rentabilidades sobre el capital empleado que no alcanzan el 3 por ciento. No ofrecen ratios negativos como es el caso del Bank of Ireland.

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