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Bill Gross, 'se casa' con Greenspan

Bill Gross, el 'Rey de los bonos'. Foto: Archivo
"Es como cuando llevas 22 años de matrimonio pero no sabes por qué te casaste con esa mujer". Así respondió Bill Gross cuando en una entrevista realizada el pasado 16 de mayo en la CNBC le preguntaron por qué había decidido unir fuerzas con Alan Greenspan, el carismático ex presidente de la Reserva Federal (Fed).

Para el común de los mortales en el mundo financiero, quizá era el fichaje más importante de los últimos tiempos. Él, en cambio, le restaba importancia: "La intención es compartir nuestra visión de los mercados al menos dos veces a la semana. Ni Greenspan tiene toda las respuestas ni yo. Pero entre los dos tendremos mejores respuestas", declaró en la citada entrevista.

La unión de dos talentos

Aunque se han unido ahora, la relación entre el Rey de los bonos y el Maestro se prolonga desde hace casi 20 años. En concreto, desde que en agosto de 1987 Greenspan fue nombrado presidente de la Fed.

Desde entonces, cada una de sus decisiones o incluso de sus discursos ha sido clave para la rentabilidad de los fondos de Pimco, la gestora de renta fija fundada por Gross en 1971 que ahora gestiona cerca de 700.000 millones de dólares. Eso sí, como en todas las parejas, su relación ha pasado por momentos complicados. Gross ha dicho que Greenspan se equivocó al mantener tanto tiempo en el 1 por ciento los tipos. "Ya, y yo predije que el Dow Jones se iría a los 5.000. Todos nos equivocamos", dice ahora.

Asumir errores no le supone ningún trauma.
Hace dos semanas también reconoció que en el último año se ha equivocado al predecir que la Fed no subiría los tipos al 5,25 por ciento actual y que los bajaría pronto. La rentabilidad de su fondo Pimco Total Return Bond, en el que gestiona más de 100.000 millones de dólares, se ha reducido al 3,75 por ciento anual a cinco años, la mitad que unos ejercicios atrás. Ahora confía en que para el primer trimestre de 2008 los tipos caigan al 4,25 por ciento.

Al hacer estas previsiones Gross descubre su jugada, pero no le importa enseñar sus cartas. O al menos eso hace creer. Es algo que aprendió con el Black Jack, juego de cartas del que llegó a ser profesional en los casinos de Las Vegas tras licenciarse en Psicología a los 22 años en la Universidad de Duke, Carolina del Norte. En aquella época, para ahorrar dinero, dormía en su coche, se bañaba en un lago y se afeitaba en una gasolinera Shell.

Gross eligió la Universidad de Duke porque tenía esperanzas de entrar en su equipo de baloncesto. No lo consiguió, pero no renunció a otros deportes: ha llegado a correr seis maratones en seis días y a destacar en el golf. Ahora no le quedará más remedio que centrarse en el tenis para hacer pareja con un curioso aficionado de este deporte: un tal Alan Greenspan.

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