El portavoz socialista destaca el hecho de que las empresas han pasado de ser "cajas de caudales" inaccesibles a "invernaderos"
MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
El portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados y responsable de la Subcomisión de RSC, Ramón Jaúregui, apostó hoy por la necesidad de un "reajuste" de la amplia, y cada vez mayor oferta que existe en materia de RSC y la demanda por parte de la sociedad y los consumidores, que es menor en parte debido a que "aún queda mucho camino por recorrer para contar con una sociedad formada e informada capaz de premiar y castigar a las empresas".
Durante su intervención en una Jornada sobre RSE organizada esta mañana en Madrid por 'Nuevo Lunes' y Mapfre, Jáuregui disertó sobre el cambio de rol que ha experimentado la empresa en la nueva sociedad y su fuerte incremento de poder e influencia respecto a sus, hasta ahora, 'contrapoderes': los Estados y los sindicatos. "Asistimos a una aceleradísima concentración empresarial y frente a ello los Estados están cada vez más debilitados", explicó.
Pese a eso, las empresas ha pasado de ser "cajas de caudales inescrutables" a "invernaderos" completamente transparentes a los que todo el mundo mira y observa: ese 'todo el mundo' es una nueva sociedad, un nuevo perfil de clientes y una nueva generación de inversores. En definitiva, "la empresa está penetrada" y sabe que es vigilada "con lupa".
A pesar del 'boom' que vive y está viviendo la RSC --proliferación de Memorias, cursos, seminarios, masters, postgrados, tesis doctorales, etc--, el fenómeno, según Jaúregui, se enfrente a claros obstáculos y dificultades, entre ellos, la creciente confusión terminológica y conceptual: lo que él llama "contrabando semántico", como el existente entre RSC y acción social, o el uso indistinto del concepto 'márketing social', alimentado muchas veces por Memorias "de papel cuché envueltas en celofán".
La medición de la RSC es otro de esos obstáculos, ya que se trata de un concepto "demasiado abstracto y cada empresa es un mundo", a lo que hay que sumar el hecho de que las políticas de RSC hagan "furor" en las grandes compañías, pero aún no se hayan trasladado a las pymes". Además, se da la circunstancia de que existen dificultades para evaluar los resultados de estas políticas, pese a que ahora se diga con insistencia que la RSC es rentable.
Finalmente, según Jaúregui, los profesionales de las empresas dedicados internamente a la difusión de la RSC en sus organizaciones "tienen serias dificultades para poner en marcha medidas concretas y conseguir un clima de comunidad en el propio entorno laboral, y reciben a cambio bastante incomprensión".
"La RSC tiene un futuro notable y es cada vez más una ventaja competitiva para las empresas, pero su situación reclama sin duda políticas públicas de fomento, siempre manteniendo la voluntariedad", concluyó Jaúregui.