El secretario general adjunto de la PGFTU cree que el Gobierno palestino de unidad nacional "nos permite abrigar esperanzas"
MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
El secretario general adjunto de la Federación General Palestina de Sindicatos (PGFTU), Rasem Al Bayari, denuncia en una entrevista concedida al Boletín de la Confederación Sindical Internacional (CSI) las frecuentes agresiones que sufren los sindicatos en Palestina, una zona que sufre permanentes conflictos bélicos.
Estas agresiones se traducen en la destrucción de una de las sedes de la PGFTU, en octubre de 2006, y en ataques personales a los miembros del sindicato. En este sentido, Al Bayari relata que a principios de año, cuando iba por Gaza en un vehículo de la PGFTU con su familia, fue asaltado por un grupo de desconocidos que "nos apuntaron con sus armas, me obligaron a detener el vehículo y exigieron que nos bajáramos del mismo, con las manos en alto".
"Querían que volviera a subir solo al vehículo y que siguiera al de ellos. Como me negaba, dispararon al suelo cerca de mis pies. Astillas de las balas y trozos del pavimento me hirieron en el cuello. Mi mujer y mis hijos comenzaron a gritar", prosigue.
"Entonces, los agresores huyeron con su auto y con el vehículo de la PGFTU. En él estaban nuestros efectos personales. No sé qué hubiera sucedido si los hubiera seguido como exigían. Quizás me habrían matado. A lo mejor vacilaron en hacerlo frente a mi familia. Los asaltantes tenían máscaras así que no pude reconocerlos", indica.
Respecto a los ataques sufridos en la sede del sindicato, y a pesar de que un portavoz del Ministerio del Interior reconoció la responsabilidad de dicho Ministerio en los ataques, "las autoridades palestinas no llevaron a cabo investigación alguna", denuncia.
El sindicalista también reconoce que "es habitual que la policía dispare" en las manifestaciones en defensa de los derechos de los trabajadores y recuerda el caso de los 13 fallecidos a finales del año pasado, abatidos por la policía durante una serie de manifestaciones en las que se reclamaba el pago de los salarios y de los subsidios de desempleo.
El sindicalista también denuncia que las amenazas son frecuentes, "a menudo por teléfono, diciéndonos que el gobierno tomará medidas muy enérgicas contra los sindicatos y sus sedes locales".
DEFENDER LOS INTERESES
Pese al acoso, Al Bayari declara que lleva una vida normal "pero con prudencia". "Cuando voy de un lugar a otro estoy bien alerta. Hay quienes no se atreven a hacerse dirigentes sindicales porque temen ser atacados por hombres armados. Este miedo acosa a la mayoría de los dirigentes sindicales palestinos, sobre todo desde los últimos ataques perpetrados contra mi casa y la oficina de la PGFTU", afirma.
Respecto a la situación del movimiento sindical palestino, Al Bayari asegura que está determinado "a defender los intereses de los trabajadores de los territorios palestinos". "En lo que a mí respecta, decididamente quiero continuar con la lucha sindical. Inclusive diría que estas agresiones refuerzan mi decisión de actuar al servicio de los trabajadores", enfatiza.
La PGFTU cuenta con 15 sindicatos afiliados y posee 380.000 miembros --repartidos entre Gaza y Cisjordania--, de los cuales un 10 por ciento son mujeres. "Uno de los servicios que brindamos a nuestros miembros es un seguro de salud que les garantiza atención médica gratuita. También impartimos muchos cursos de formación gracias a fondos de sindicatos internacionales", destaca.
Entre otras actividades, Al Bayari señala que el sindicato ayuda a los trabajadores palestinos emigrantes a defender sus derechos en Israel pues, desde el cierre de Gaza, "a muchos les resulta imposible cobrar los atrasos salariales o los aportes que sus ex empleadores israelíes les dedujeron para su seguridad social".
SITUACION POLITICA
En cuanto a la repercusión del Gobierno en la actividad del sindicato, Al Bayari cree que el Gobierno palestino de unidad nacional "nos permite abrigar esperanzas". "Parece querer reforzar las relaciones tripartitas, luchar con nosotros contra la pobreza y el desempleo. Este nuevo Gobierno tiene que lograr que los palestinos tengan seguridad y estabilidad, lo que conducirá a la paz y la reconciliación de la región. Y si volviera a haber paz, la prosperidad y el progreso le seguirían", afirma.
Respecto al bloqueo de los territorios palestinos, el sindicalista denuncia que ni siquiera puede ir a Cisjordania "por razones oficiales como, por ejemplo, reunirme con delegaciones internacionales como las de la OIT". "Las poblaciones palestinas de Gaza y Cisjordania tienen muchísimas dificultades y, debido a los bloqueos, solamente podemos comunicarnos por teléfono o fax", lamenta.
Ante esta situación, reclama la ayuda de la CSI "para levantar el boicot que Israel impone a los palestinos y desempeñe un papel de peso en el proceso de paz para la región". "Los palestinos quieren la paz y el papel del movimiento sindical internacional consiste en cooperar con los sindicatos nacionales para convencer a nuestros Gobiernos de ir hacia la paz y la reconciliación", insiste.
"Es necesario ejercer presión sobre el Gobierno de Israel para que éste abra las puertas de su país a los trabajadores palestinos, a fin de que podamos desarrollar nuestra economía. Eso le devolvería las esperanzas a los palestinos, haría que tengan valor para continuar y ayudaría a las autoridades palestinas a mantener la estabilidad de la sociedad", prosigue.
"La mayoría de los palestinos cuentan con el respaldo de la ayuda alimentaria que brindan las Naciones Unidas. Muchas familias vendieron lo que tenían para poder sobrevivir, inclusive las joyas de las esposas. Los empleados gubernamentales también están en una dificilísima situación ya que hace un año que no les pagan sus salarios", recuerda.
La PGFTU calcula que existen cerca de 400.000 palestinos desempleados por lo que casi el 80 por ciento de los palestinos que viven en Gaza y Cisjordania "viven por debajo de la línea de pobreza". "La situación se agrava todavía más por el hecho de que muchas ONG internacionales se fueron de Gaza", concluye.
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