
Los japoneses tienen un altísimo sentido del honor y la responsabilidad, que deriva en una pérdida del valor del individuo, que sólo se entiende dentro de un grupo social.
Esta concepción Meiji podría justificar las lágrimas del presidente de Toyota, Akio Toyoda, después de declarar ante el Congreso de los EEUU debido a los fallos de seguridad registrados en sus vehículos. Confesó que la compañía había perdido el rumbo del boom. Lo que no dijo es que la crisis desencadena una guerra de reducción de costes que afecta a la calidad.