Por el momento no les quita el sueño, pero desde luego sí les inquieta. Y bastante. La fortaleza del euro frente al dólar estadounidense provoca que muchas de las empresas europeas cotizadas sigan con tremenda atención lo que ocurre en el mercado de divisas.
Sin ir más lejos, el susto se les metió en el cuerpo el pasado jueves, cuando vieron cómo la moneda única franqueaba el nivel de los 1,34 dólares tras dos años sin hacerlo. Aunque posteriormente el euro contuvo su empuje y terminó la semana en los 1,328 dólares, la divisa europea apenas se encuentra a un 2,8 por ciento de los máximos históricos alcanzados a finales de 2004, cuando llegó hasta los 1,366, de ahí que reine una sensación de incomodidad en el seno de las compañías europeas.

Motivo de preocupación
La raíz de esta preocupación es doble. Por un lado, el vigor de la moneda única resta competitividad a las exportaciones europeas. Un euro más fuerte encarece la venta de productos europeos hacia Estados Unidos, por lo que el flujo comercial se puede resentir, con el consiguiente deterioro en las cuentas de resultados de las empresas exportadoras.
Al mismo tiempo, aquellas compañías que obtengan parte de sus beneficios en dólares verán menguar sus resultados cuando los pasen a euros. Así, si el euro subiera desde los niveles actuales -1,328- hasta, por ejemplo, 1,4 dólares, una compañía que ganara 1.000 millones de dólares comprobaría que, una vez que hiciera el cambio de divisa, su resultado se reduciría de 753 millones de euros a 714,3 millones de euros.
La combinación de ambos factores constituye una amenaza en toda regla para las cuentas de resultados de las empresas europeas, por mucho que un euro fuerte abarate los costes vinculados al petróleo y a otras materias primas que cotizan en dólares.
Agravantes
Así, los expertos de Santander Investment Bolsa calculan que el 26 por ciento de los ingresos y el 21 por ciento de los beneficios de las compañías continentales están contados en dólares. Es decir, una porción importante de los resultados se puede esfumar si el euro sigue apreciándose.
Esas cifras explican el temor que suscita la pujanza del euro en los mercados. Además, el actual avance de la divisa europea cuenta con un agravante que aumenta el peligro: aparte de a motivos propios, como el mayor crecimiento de la zona euro y de la subida de los tipos de interés por parte del BCE, la escalada del euro responde al debilitamiento de la economía estadounidense.
Este hecho supone una notable diferencia con respecto a la situación atravesada durante 2004 y 2005. En este periodo, las bolsas europeas fueron capaces de subir más de un 50 por ciento entre 2003 y 2004 pese a que el euro se disparó un 29 por ciento frente al dólar.
Si en ese intervalo la potencia del euro no impidió el despegue de las bolsas se debió a que el crecimiento mundial, con EEUU a la cabeza, estaba en plena fase alcista. Ahora, en cambio, la economía estadounidense apura su ciclo expansivo. De hecho, éste es el principal factor que puede agudizar la caída del dólar, con lo que la sensibilidad de los inversores hacia un debilitamiento adicional del dólar frente al euro puede ser mayor esta vez.
Distintos impactos
Eso sí, el impacto de la fortaleza del euro dista de ser homogéneo en todos los mercados y compañías. Un país resulta especialmente dañado cuando la moneda única alarga su figura. Se trata de Alemania, la principal locomotora europea. La vocación exportadora de su economía aumenta la exposición del parqué germano a los tipos de cambio.
"El Dax 30 -índice de referencia de la Bolsa de Fráncfort- es el mercado europeo con mayor sensibilidad a los movimientos del billete verde junto con el AEX holandés", apuntan los analistas de Santander (SAN.MC). La otra cara de la moneda la representan otros países como España o Italia, que demuestran un mayor aplomo ante las subidas del euro.
El mayor riesgo alemán se refleja al mismo tiempo en los sectores a los que más preocupa la fortaleza del euro. Las compañías automovilísticas, petroleras y tecnológicas sufren en primera persona cuando la moneda única se encarece. Así, automovilísticas como DaimlerChrysler <:DCX.XE:>, Porsche, BMW (BMW.XE) o Volkswagen (VOW.XE) -todas ellas alemanas- y petroleras como la francesa Total (FP.PA) , la española Repsol (REP.MC) o la italiana Eni (ENI.IT) figuran entre las empresas que más ingresos obtienen en dólares y, por lo tanto, sufren más si esta divisa pierde valor.