Bruselas, 21 ene (EFE).- La Confederación Europea de Sindicatos (CES) condenó hoy el cierre de la fábrica de Opel en la ciudad belga de Amberes y consideró que se trata de una decisión basada en criterios políticos y no económicos.
El cierre, anunciado hoy en Bruselas por el consejero delegado de General Motors Europa, Nick Reilly, forma parte del proceso de la reestructuración de la empresa, que busca reducir en un 20% su capacidad de producción.
"La decisión se basa en motivos políticos y no en lógica económica, ya que el todoterreno pequeño que GM prometió que fabricaría en Amberes va a ser producido ahora en Corea del Sur", criticó el secretario general de la Federación Europea de Trabajadores del Metal (EMF), Peter Scherrer.
La fábrica de Amberes tiene algo más de 2.600 trabajadores (llegaron a ser 12.600 en 1981), y su cierre supondrá la pérdida de aproximadamente otros 10.000 empleos en la industria auxiliar y de componentes, según los sindicatos.
El secretario general de la CES, John Monks, dijo que el anuncio de GM Europa es "un golpe terrible para la industria en Bélgica", por lo que urgió a la empresa a reconsiderar sus decisión y "salvar todos estos puestos de trabajo".
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