
El fabricante de golosinas británico Cadbury aceptó este martes una oferta de compra presentada por el gigante estadounidense Kraft Foods por 18.900 millones de dólares, con la perspectiva de que el nuevo grupo se convierta en líder en los países emergentes.
En una noche, y tras cuatro meses de asedio, Kraft Foods logró hacer atractiva una oferta de compra hasta entonces de "irrisoria" por su presa, al aumentarla a 840 peniques por acción, incluido un 60% en metálico.
Esta propuesta valora el grupo británico en 11.500 millones de libras (13.100 millones de euros, 18.900 millones de dólares), sin contar un dividendo de 10 peniques por acción que eleva la factura a unos 11.700 millones de libras.
El presidente de CADBURY (CBRY.LO) Roger Carr, calificó la oferta "de buen valor", aunque otras compras en el sector se hayan realizado proporcionalmente a un mayor precio.
Los accionistas de Cadbury tienen hasta el 2 de febrero para decidirse. Standard Life, un importante accionista que esperaba 900 peniques por acción, indicó que "no iría en contra de la dirección del grupo. Otro accionista, Legal and General, expresó su decepción.
La unión de Kraft (galletas Oreo y LU, chocolates Milka y Suchard) y Cadbury creará un líder mundial del sector de las golosinas, con una cartera de más de 40 marcas de dulces, cada una de ellas con un volumen de negocios superior a los 100 millones de dólares anuales.
El nuevo grupo será líder en los codiciados mercados de los países emergentes como Brasil, México, China, India y Rusia.
Según la consultora Dealogic, esta es la séptima mayor fusión transfronteriza de todos los tiempos por su valor, y la sexta en el sector de la alimentación.
La compra de Cadbury, financiada en gran parte por la deuda, sería también una nueva señal de recuperación. En contraste, el fracaso de la ex Cadbury Schweppes para encontrar un fondo de inversiones que quisiera comprar sus bebidas estadounidenses fue considerado en el verano de 2007 como uno de las señales del inicio de la crisis del crédito.
Aunque el Reino Unido vendió varias grandes marcas a principios de esta década, la desaparición de Cadbury, casi bicentenaria y muy querida por los británicos, es un duro golpe. El sindicato Unite dijo que era "un día muy triste". Pero Kraft (98.000 empleados) supo dar garantías sobre el mantenimiento del empleo en el Reino Unido (5.600 personas), lo que el gobierno, "determinado a que se garanticen los empleos", según el primer ministro Gordon Brown, consideró "alentador". Sin embargo, el ministro de Comercio, Peter Mandelson, no descartó fijar criterios a largo plaza para las compras de grupos británicos.
Por su parte la presidenta de Kraft, Irene Rosenfeld, aseguró que su empresa sería "un importador neto de empleo en el Reino Unido".
Si los accionistas la apoyan, y los otros grupos interesados, el italiano Ferrero y el estadounidense Hershey, no se manifiestan antes del 25 de enero, Rosenfeld podrá saborear su victoria. Eso significará que habrá sabido satisfacer a los golosos accionistas de Cadbury y a los prudentes accionistas de Kraft, ex filial de la tabacalera estadounidense Altria.
También supo alejar a su mayor amenaza, el suizo Nestle, cediéndole este mes por 3.700 millones de dólares la filial de pizzas congeladas que deseaba.
El diario Finantial Times afirmó que "en un mundo globalizado Kraft podría resultar ser un buen propietario".
La Bolsa de Londres también acogió con agrado esta nueva unión: Cadbury cerró en alza del 3,59%, a 836,5 peniques, casi el precio propuesto por Kraft, en un mercado en alza del 34%.