Bolsa, mercados y cotizaciones

¿Que pasó hace ciento cincuenta años?

Artemio Artigas

Madrid, 11 marzo (EFECOM).- Separadas por apenas 100 kilómetros de distancia, dos ciudades ubicadas en los aledaños del Mar Cantábrico fueron testigo, hace 150 años, del nacimiento de sendas instituciones bancarias que hoy figuran a la cabeza de las finanzas mundiales.

Santander y BBVA acaban de empezar a celebrar ese aniversario. Pero al imaginar sus tartas de cumpleaños, cada una con 150 velas encendidas, nos podemos preguntar por esa casualidad. ¿Qué pasaba hace tantos años en la vida española para que se diese esa notable iniciativa financiera?

España llegó a la mitad del siglo XIX en condiciones de impulsar una expansión capitalista. Una de las circunstancias fue el acelerado crecimiento de la población.

Si desde el final del siglo XVI al inicio del XIX la población española pasó de los 7,5 millones de habitantes a los 11,5, en tan sólo medio siglo más (1857) se alcanzaron los 15,46 millones de habitantes.

En 1857, el 37 por ciento de la población del país era de menores de 16 años, lo que implica una potencialidad demográfica expansiva absolutamente inusual.

Ese sustancial incremento de la población fue motivado en buena medida por la mejora de la salubridad e higiene y en altísima medida por los cambios agrícolas, en especial el cultivo de la patata, que multiplicó la producción de las tierras frías del norte peninsular, por donde se expandió en apenas unas décadas.

También influyó el aporte del maíz, que mejoró la capacidad de suministro de piensos a la cabaña ganadera.

En esa España que crecía poblacionalmente de forma acelerada, de 1854 al 1856 (Bienio Liberal) se elaboró una legislación que impulsó el desarrollo capitalista.

Una de las medidas fue la desamortización de Pascual Madoz (1855) que puso en venta bienes de los municipios, órdenes militares, etc. para conseguir fondos para la Hacienda.

Esta iniciativa tuvo dos resultados básicos: el empobrecimiento de los campesinos que se vieron privados de terrenos comunales, y el enriquecimiento creciente de una clase agraria terrateniente.

Otra de las medidas fue el impulso de la obra pública y especialmente de los ferrocarriles. En el año 1850, en Estados Unidos había 9.000 kilómetros de vías férreas; en el Reino Unido unos 7.000; en Alemania, 3.600 ... en España 80.

Para remediar el atraso, en España se impulsó una Ley de Ferrocarriles (1855), que concedía notables beneficios a quienes invirtieran en el desarrollo de la red, algo que animó en buena medida a las burguesías provinciales y especialmente a los inversores extranjeros, sustancialmente franceses, ingleses y belgas, quienes crearon y controlaron en España "sociedades de crédito" encaminadas a la suscripción de fondos para las obras públicas: Los Rothschil y los franceses hermanos Pereire encabezaron sociedades como las citadas, en las que se implicaron grandes propietarios españoles.

Otras disposiciones liberalizadoras animaron la actividad de todo tipo de sociedades anónimas e impulsaron la creación de bancos, mientras que a reflujo de toda esta ola de crecimiento seguían desarrollándose las industrias fabriles (especialmente las fábricas algodoneras de Cataluña) y prosperaban las industrias mineras del cobre, plomo, mercurio, carbón y hierro.

La nueva ley bancaria (1856) fue el fruto de un compromiso entre quienes buscaban una centralización del monopolio nacional de emisión y las burguesías provinciales que trataban de impulsar bancos locales independientes, que activaran el comercio y el negocio del entorno.

Surgió así una fórmula mixta y confusa que permitía al Banco de España crear sucursales en capitales de provincia y que dejaba también abierta la puerta a la creación de bancos particulares.

El sistema, similar al que funcionaba en Alemania, por ejemplo permitía una elevación de la circulación fiduciaria de la mano de monopolios de emisión de índole local, bajo el control y supervisión del gobierno.

Fue así como la banca española de emisión recibió un impulso que cristalizaría en 1857 con el nacimiento de los bancos de Sevilla, Valladolid, Zaragoza, Santander, Bilbao y La Coruña.

Tanto el de Bilbao como el Santander continuarían funcionando como bancos comerciales, sin privilegio de emisión, desde 1874 en adelante, en tanto que los otros acabarían sucumbiendo a la suspensiones de pagos o siendo absorbidos por el propio Banco de España.

El Bilbao tendría desde el inicio un desarrollo muy vinculado a la siderurgia, de la mano de grandes capitalistas vascos como Epalza, Ibarra, Aguirre, Zabalburu, etc.

E iría uniendo sus fuerzas a otras importantes entidades financieras de origen privado o público, en un proceso expansivo que ha situado ventajosamente al hoy BBVA en mercados de todo el mundo.

El Santander fue creado también por unas decenas de hombres de negocios de la ciudad cántabra, entre los que se ubicó desde el inicio la familia Botín, que en la actualidad aún dirige la entidad, después de que haya registrado, especialmente en las últimas décadas, un vertiginoso crecimiento, merced a la compra y absorción de entidades de multitud de países.

La "tarta de cumpleaños" tiene pues en ambos casos una excelente justificación. EFECOM

tad/cs

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