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La OMC celebra una gran reunión ministerial con la vista puesta en EEUU

Más de 100 ministros se darán cita a partir del lunes en Ginebra para la primera gran reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en cuatro años, sin decisiones vitales en la agenda y a la espera de una definición de la política comercial de EEUU.

De forma previa, el G20 y el G33 de países en desarrollo (ambos integrados por varias naciones latinoamericanas) mantendrían reuniones por separado el domingo para unificar criterios de cara a este séptimo encuentro ministerial de la OMC destinado a "examinar el funcionamiento" de la organización.

La ministerial, de tres días de duración y la primera tras la de Hong Kong 2005, también debe servir para enviar "un cierto número de fuertes señales al mundo entero sobre el conjunto de las cuestiones de la OMC", incluyendo la ronda de Doha para la liberalización de los intercambios comerciales, explicaba recientemente su director Pascal Lamy.

Pero en forma contraria a las anteriores reuniones de este tipo, no está previsto ningún intento para sacar adelante las estancadas negociaciones lanzadas en 2001 en la capital de Qatar. Marcado por sus múltiples ensayos infructuosos, el francés Pascal Lamy ha preferido reducir al máximo las ambiciones de la ministerial, aunque no dejará de destacar una nueva vez más los beneficios que trae consigo la ronda de Doha.

Es que tras una caída prevista de más del 10% del comercio mundial en 2009, Doha podría aportar hasta 700.000 millones de dólares a la economía global al levantar las barreras arancelarias de miles de productos y poner fin a las subvenciones agrícolas de Europa y Estados Unidos, según algunos estudios.

En ese sentido, Lamy espera al menos obtener un nuevo compromiso de las grandes potencias para cerrar la ronda en 2010, una perspectiva que sin embargo aparece cada vez más lejana a raíz de la parálisis actual de las negociaciones.

En cualquier caso, en Ginebra estarán presentes los negociadores de las principales partes: la comisaria europea de Comercio, Catherine Ashton (nombrada al frente de la diplomacia de la Unión Europea); el secretario estadounidense de Comercio, Ron Kirk; el canciller brasileño Celso Amorim, el ministro indio de Comercio, Anand Sharma; y su homólogo chino Chen Deming.

Con tantos nombres importantes, los observadores están perplejos, ya que sin grandes decisiones previstas la reunión podría imitar a la obra de Shakespeare "Much Ado About Nothing" ("Mucho ruido y pocas nueces"), como dijo el economista Jean-Pierre Lehmann, del instituto IMD de Lausana.

Para este experto, las discusiones bilaterales más interesantes tendrán lugar en la más absoluta discreción, en los pasillos del centro de conferencias donde tendrá lugar la ministerial. Según este analista, la única buena sorpresa sería que la nueva administración norteamericana definiera finalmente su posición de cara a la ronda de Doha, cuyas negociaciones bloquea desde hace más de un año.

"Estados Unidos no ha enunciado aún su política comercial y todo el mundo espera que se manifieste claramente sobre el tema", explicó Lehmann. Sin embargo, y como lamentaba un diplomático occidental, parecería que Washington "sigue teniendo otras prioridades", como la reforma del sistema de salud norteamericano o el cambio climático, dos cuestiones ya difíciles de "vender" a un Congreso reticente.

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