
Les presentamos una nueva versión del debate sobre el huevo y la gallina: ¿Qué fue primero, la subida de las bolsas y las materias primas o la caída del dólar? ¿Existe una relación causa-efecto entre estos dos fenómenos? Y si es así, ¿cuál es? ¿El dólar ha bajado porque las bolsas y el petróleo han subido o es al revés?
Puede parecer un debate filosófico, pero no lo es. Como explica Paul LaMonica, de CNNMoney, la respuesta encierra la clave del futuro de la economía y, desde luego, de los mercados.
Si uno cree que el dólar se ha debilitado porque los inversores se han lanzado a por los activos de más riesgo con la esperanza de una recuperación económica mundial, entonces la caída del billete verde no es tan preocupante. Aunque parezca una lógica perversa, un dólar débil es una buena señal de que los inversores ya no están preocupados por el hundimiento del sistema financiero mundial; no hay que olvidar que el dólar se disparó entre septiembre del año pasado y marzo del actual, cuando se le veía como uno de los pocos refugios para la debacle.
Ahora se ha terminado ese "Armageddon trade", como lo califica Douglas Roberts, estratega de Channel Capital Research. Según esta teoría, el dólar débil es una mera consecuencia, el precio que hay que pagar por la mejora de la economía en el futuro: la gente vende dólares y usa ese dinero para comprar bolsa, de modo que lo que es bueno para las acciones es malo para el dólar.
La teoría contraria
Ahora bien, si pensamos que la correlación es la opuesta -que la subida de la bolsa y las materias primas es consecuencia del hundimiento del dólar-, la cosa cambia bastante. Y hace muy probable que el actual rally acabe mal. La razón es que la caída del dólar estaría anticipando un fuerte repunte de la inflación en el futuro, e incluso el fin de la supremacía económica de EEUU. Según LaMonica, la caída del dólar sería un castigo del resto del mundo por los billones de dólares inyectados en la forma de estímulos y rescates bancarios.
La prueba de que los inversores piensan que EEUU irá rezagado en la recuperación sería que las bolsas de China o Brasil han subido todavía más que Wall Street. El lado positivo de esta historia es que el dólar débil impulsará los resultados de las empresas norteamericanas obtenidos fuera de EEUU, al igual que el precio del petróleo, el oro y las demás commodities denominadas en dólares.
Sin embargo, según este comentarista, "tarde o temprano el dinero fácil se acabará y habrá que mirar hacia abajo cuando eso ocurra". Mucha gente está practicando el carry trade que consiste en endeudarse en dólares para invertir en países con rentabilidades más altas, lo que es muy rentable... mientras dure. "Pero cuando se dé la vuelta, las cosas se pueden poner feas muy rápidamente", opina Paul Nolte, de Dearborn Partners.
¿Cuánto tiempo nos queda?
Ahora bien, el propio Nolte descarta que eso vaya a ocurrir a muy corto plazo, porque cree que los gestores van a continuar con este juego mientras los tipos en EEUU sigan en cero. Además, está el efecto rebaño de intentar seguir al mercado: muchos escépticos están entrando en el mercado desesperadamente al ver que se les ha escapado la subida.
Otro detonante del fin de estos días de vino y rosas puede ser la intervención de los bancos centrales para sostener el dólar, como apunta Kathy Lien, analista de divisas de GFT. A su juicio, si el dólar sigue bajando, supondrá un riesgo para la recuperación mundial y provocará la intervención de los bancos centrales porque el resto del mundo acusará a EEUU de aumentar artificialmente la competitividad de sus exportaciones vía divisa.