
Seguimos en época de presentación de resultados, de euforia en el mercado, y continuamos con el rally alcista. Curiosamente, nos seguimos viendo impresionados ante tan impactantes resultados haciendo aún más cierto el dicho de ¿el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra?. Y nos referimos a estos resultamos impactantes, en lo que a la percepción positiva de la palabra se refiere, no por un análisis exhaustivo de los mismos sino porque, eso sí, han sido mejor de lo esperado y para el inversor eso ya es motivo suficiente para darse un baño en las bolsas.
A este fenómeno se le ha conocido como el efecto Tom Sawyer. Recordemos cómo en la famosa película el pequeño Tom convencía a sus amigos para que le ayudaran a pintar una valla, trabajo que le había puesto como castigo, haciéndoles creer que no sólo no era aburrido hacerlo sino que era un honor y deberían incluso pagarle por hacerlo. Se trata de cómo la reacción de una persona ante un dato, como es el caso de los resultado empresariales, está condicionada a la información que se le haya suministrado previamente. Es decir, no somos capaces de analizar los datos objetivamente sino que valoraremos la información en función de las expectativas que teníamos previamente sobre la misma.
Pues este fenómeno es aplicable a la presentación de resultados. La realidad es que las compañías casi siempre baten previsiones incluso en época de crisis. No hay más que leer las últimas estadísticas en las que vemos que aproximadamente el 70% de las compañías que ya han presentado resultados, lo han hecho por encima de lo esperado.
Caída del consumo y la inversión
Analizando profundamente los datos vemos de fondo que esta mejora no se debe precisamente al aumento de las ventas, sino al recorte de costes o estancamiento de la inversión. Asumiendo las expectativas, habría que desglosar los resultados y ver si verdaderamente han sido positivos debido a la actividad principal de la empresa en cuestión, o bien a otros factores.
Los datos macro han pasado a un segundo plano hasta mediados de noviembre, cuando la temporada de presentación de resultados tocará su fin y vuelvan a mover mercado. No olvidemos que pese a esta oleada de optimismo empresarial, se oculta el fantasma del paro, que sigue sobrevolándonos y continúa estancando el consumo, principal motor económico.
El escenario de fondo en que nos encontramos sigue siendo alcista, al menos hasta finales de noviembre, y se podrían encontrar oportunidades aún para entrar en esta euforia de mercada en caso de que veamos algunos recortes diarios.