
En la carrera por la rentabilidad de su dividendo, FCC llevaba cinco años siendo el Ferrari del sector de infraestructuras. Sin embargo, está perdiendo velocidad frente a ACS, que el pasado ejercicio consiguió superarle en el sprint final, y Ferrovial, que según el consenso de analistas de FactSet ocupará el segundo puesto del podio al cierre de este ejercicio.
El cambio en la clasificación responde a un innovador criterio de reparto del dividendo por parte de los nuevos líderes. Ferrovial <:FER.MC:>, que el pasado ejercicio tuvo unas pérdidas de 838 millones de euros, recurrió a las reservas para poder retribuir al accionista. La mayor beneficiada fue la familia Del Pino, dueña del 60% de la compañía, que se embolsó 98,77 millones de euros.
Como más vale prevenir que curar, y ya con la lección aprendida, la empresa ha modificado sus reglas y ha ligado el dividendo al beneficio bruto operativo (EBITDA). Esta innovación permitirá a Ferrovial adelantar por la derecha a FCC (FCC.MC) y mantener este estatus durante los próximos tres ejercicios, según los expertos.
Y eso que la evolución de Ferrovial en bolsa está siendo mucho mejor que la de FCC. En lo que llevamos de año, el grupo presidido por Rafael del Pino acumula una revalorización del 67,36%, frente al 32,66% de la compañía de Esther Koplowitz. En principio, esto debería de penalizar a los Brawn, porque la rentabilidad por dividendo se reduce conforme las acciones suben en el parqué. Salvo que se cambien las políticas retributivas, como ha hecho Ferrovial.
El dividendo más predecible
FCC, en cambio, mantiene siempre las mismas reglas: repartir entre todos los accionistas al menos el 50% del beneficio (en 2008 fue el 59%), sin contar extraordinarios, de manera que el dividendo aumentará o disminuirá prácticamente en la misma proporción en que lo haga el resultado de la compañía. Este último punto diferencia al grupo de Koplowitz de ACS (ACS.MC), ya que para la compañía presidida por Florentino Pérez los extraordinarios son un componente muy ordinario de sus ganancias.
En 2006, se embolsó 501 millones extras por la venta de Urbis; un año después sumó un pico de 541 millones por la desinversión en Continental Auto y Soluziona; mientras que en 2008 obtuvo una plusvalía de 1.000 millones por el 10% de Unión Fenosa y una serie de activos aeroportuarios y concesionales. Gracias a este juego de compras y ventas, ACS ha crecido año tras año, lo que se ha traducido también en unamejora de la retribución al accionista.
El problema podría llegar si algún año la compañía no lograra unos extraordinarios tan elevados. Algo que parecen descontar los analistas para 2010 y 2011, dos ejercicios en los que ACS tendrá muy complicado revalidar los extraordinarios 1.400 millones que tendrá este año por la venta del otro 35% que tenía en Fenosa.