
Empieza a cundir la sensación de que las bolsas están contando con ayuda divina. No pueden entenderse de otra manera los niveles en los que nos encontramos. Los índices de todo el mundo parecen dispuestos a patrocinar la absolutamente descartada teoría de la 'salida en V' de la crisis.
En una de las peores coyunturas económicas que se recuerdan, las principales índices mundiales suben el 50% desde los mínimos de marzo. Pero lo que resulta más sorprendente es que más de la mitad de esa subida se ha debido no a datos objetivos que indicaran una repentina mejora de la situación económica mundial, sino a factores virtuales o voluntariosos.
¿Un escenario más positivo?
Parte de las alzas se han basado en el 'descuento', más o menos verídico, de un escenario cercano mucho más positivo. Era la teoría de los brotes verdes, donde las cotizaciones iban subiendo bajo la premisa de que ya habíamos tocado suelo y no tardaríamos en comenzar la recuperación.
En la anterior campaña de presentación de resultados empresariales del primer trimestre en EEUU, publicados en abril, las expectativas eran muy bajas. El SP500 (SP500.CH) acababa de tocar los niveles de 1996, así que el mercado anticipaba unos resultados empresariales muy desoladores. Pero la realidad de los números, junto con algunos artificios, como el cambio en las normativas Mark-to-Market aplicables a la banca americana, provocaron que los resultados de las compañías, especialmente en el sector financiero, fueran mejores de lo previsto, y los índices respondieron con fuertes subidas.
Desde entonces y hasta el comienzo de esta nueva temporada de presentación de resultados, los índices han continuado subiendo, inspirados principalmente en los datos Macroecónomicos. Pese a que las cifras de empleo y de evolución del PIB continuaban siendo muy negativas, las mejoras en los datos relativos al sector inmobiliario y a la confianza ayudaban a proyectar una mejoría de la situación. Hipótesis que parece haber confirmado esta nueva temporada de presentación de resultados, donde aproximadamente el 70% de las empresas que han hecho públicas sus cuentas en EEUU, han dado resultados mejor de lo esperado.
Pero cabe preguntarse por qué, si la situación estaba mejorando al ritmo que marcaban las bolsas, los pronósticos sobre los resultados empresariales no se han corregido también al alza. No parece razonable que si la renta variable subía con tanta fuerza, el listón sobre los resultados empresariales esté un 70% por debajo de lo que ofrece el mercado. No es lógico contabilizar dos veces las piedrecitas de cal, y ninguna las de arena. ¿Pero quién dijo que la bolsa responde a la lógica?