
"Recuerdo a un empresario que quería vender su empresa por seis millones de euros. Le pregunté en qué se basaba para valorar a ese precio su negocio y me respondió que tenía seis hijos y quería dejar un millón a cada uno".
Enrique Quemada, consejero delegado del banco de inversión One to One Capital Partners, ha recopilado un centenar de historias como ésta, todas vividas en primera persona, en el libro Cómo conseguir el mayor precio para mi empresa, que acaba de salir al mercado y aspira a convertirse en una útil guía para cualquier empresario que necesite financiación.
¿Qué puede hacer un empresario para conseguir dinero en la situación actual, sin apenas crédito y una manada de buitres al acecho de la carnaza?
Hay tres puntos cruciales. Primero, saber cómo negociar. Segundo, saber analizar el entorno y descubrir para quién vales más. Y tercero, saber preparar la empresa para buscar inversores. Si alguien quiere buscar un inversor, antes debe hacer los deberes. La preparación es el 99% del éxito. Y también se debe tener mucho cuidado con los pseudoasesores, esos que te llegan diciendo: "Yo conozco a Florentino Pérez y a Amancio Ortega".
Pero estamos en una situación en la que parece que no hay dinero por ninguna parte...
El capital está ahí, pero hay que buscarlo, porque se ha escondido ante la actual situación de desconfianza. Pero el empresario listo sabrá captarlo. Las firmas de capital riesgo tienen acumulado mucho dinero para invertir (6.000 millones de euros según datos de la patronal Ascri); en los últimos cuatro años, en España se han vendido 10.000 empresas, lo que significa que hay muchas familias con dinero interesadas en encontrar compañías donde reinvertir las plusvalías para acogerse a las ventajas fiscales que confiere la compra de participaciones superiores al 5%. También está el MAB (mercado alternativo bursátil), que nace en un momento ideal, porque vamos a vivir un periodo de desapalancamiento bancario (reducción de la relación de activos sobre recursos propios), que obligará a los empresarios a buscar vías de financiación, y ésta es una.
¿Realmente considera que el MAB tendrá éxito?
Faltan incentivos fiscales, pero considero que es una vía estupenda para financiarse, porque también permite emitir bonos, dar acciones a los directivos, y atrae más dinero, ya que al tratarse de empresas cotizadas, y por tanto vigiladas, ganan confianza para el resto de inversores.
Me parece muy optimista su análisis sobre el capital riesgo, cuando muchas firmas lo están pasando mal por los excesivos precios pagados en el pasado.
La mayoría de las entidades de capital riesgo se han creado entre 2006 y 2007 y no se han endeudado. Están buscando inversiones, y conviene vender ahora, porque dentro de tres años será más difícil.
¿Y por qué van a invertir ahora y no van a preferir esperar a que los precios caigan más?
Porque ahora los empresarios todavía tienen una historia bonita que contar de su compañía, pero dentro de tres años no habrá una historia bonita, porque la crisis que viene es larga y profunda. Además, ese capital que está ahí esperando habrá ido invirtiéndose, y quedará menos dentro de tres años.
¿Por qué considera que la crisis va a ser larga?
Porque no es posible crecer el año que viene si este año vamos a caer un 4%. En mi opinión, el PIB volverá a caer en 2010 esa misma cifra, que será cuando toquemos suelo, probablemente. A partir de 2011 habrá una pequeña recuperación económica, pero no empezaremos a crear empleo hasta 2014. El razonamiento es muy sencillo: si el 12% del PIB era inmobiliario y sobran 850.000 viviendas, significa que no se van a hacer casas y a ver cómo se sustituye el importante peso del sector.
¿Cuáles son los errores más comunes que se cometen cuando se busca un inversor?
El primer error es negociar sólo con un comprador, porque lo acaba notando y porque habitualmente no es el que puede pagar más por tu empresa. El segundo es no saber valorar realmente el negocio. Se debe valorar la empresa en sí misma, no sólo por el precio, porque la negociación es un baile donde se mueven muchos elementos. El tercer error es negociar uno mismo, porque en la negociación te quemas y, si luego pretendes seguir en la compañía, es mejor acudir a un profesional que haga de hombre malo y sirva de pantalla. Además, termina consiguiendo mejor oferta.