
Para la primera semana de agosto, las miradas apuntan al Banco de Inglaterra (BoE). Es el último gran banco que aún no se ha reunido antes de las vacaciones, después de las citas del Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal (Fed) y el Banco de Japón (BoJ). El tema del día (7 de agosto) será la decisión sobre los tipos de interés. La entidad británica lo tiene fijado en el 4,25% desde mayo y, según los expertos y analistas que recoge Bloomberg, estos quedarán en el 4%. Por tanto, podría volver a recortar el precio del dinero a diferencia de lo que han hecho en julio sus homólogos. Esta rebaja supondría que los tipos de interés ingleses bajasen en 1,25 puntos porcentuales en un año.

El comportamiento de sus tipos es y ha sido parejo a su homólogo más cercano, el Banco Central Europeo, que también redujo la tasa a principios de junio (aunque no la alteró en su reunión de julio). Ambos han tomado una política similar el último año: reducir, sí, pero poco a poco. Tras la subida de los últimos años por parte de ambos bancos (Europa pasó de un 0% a 4,5% en 12 meses) y su mantenimiento hasta el verano pasado, las economías británica y de la zona euro recuperaron las fuerzas suficientes como para volver a una política de bajadas. Esta política es, sin embargo, más lenta de lo que lo fue la de subida. Además, por parte del BCE, no está previsto volver a tipos niveles previos a la guerra de Ucrania. De hecho, su presidenta, Christine Lagarde, ya adelantó en junio que el ciclo de bajadas de los tipos de interés estaba llegando "a su fin".
Al otro lado del charco han tomado otra vía, los tipos de interés llevan estancados en el rango 4,25%-4,5% desde hace meses. Las dudas ahora están en qué hará la Reserva Federal estadounidense a partir de septiembre. Antes, los principales banqueros se reunirán en Jackson Hole como cada año. Será el 21 de agosto.