
Todos los países avanzados están enfrentándose a problemas de deuda a largo plazo. Pero el de Reino Unido es algo especial. El país se enfrenta a un posible incremento de 22.000 millones de libras en los costes de los intereses de la deuda, provocados por una causa inesperada: los planes de pensiones están comprando menos bonos del Estado, lo que amenaza con agravar las malas perspectivas de las finanzas públicas.
Según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria británica (OBR), el organismo de control fiscal, el país sufre de las mismas amenazas que la gran mayoría de los países desarrollados: el envejecimiento de la población, un alza en el gasto en sanidad y pensiones y un aumento de los riesgos climáticos y geopolíticos.
Pero uno de los motivos es muy particular. En Reino Unido, muchas empresas ofrecen fondos de pensiones privados para complementar la pensión pública. Hasta 2005, estos fondos poseían más del 60% de los bonos del Tesoro en circulación. Pero en ese momento, los fondos cambiaron su filosofía y empezaron a diversificar sus carteras, con más inversiones en bolsa y en activos extranjeros. El resultado es que el porcentaje de la deuda pública en manos de los fondos de pensiones se ha derrumbado hasta el 20%.
La diferencia la ha tenido que compensar el Banco de Inglaterra (BoE) e inversores extranjeros. Pero el BoE está deshaciendo sus compras a un ritmo de 100.000 millones de libras al año, para normalizar su balance tras varias rondas de expansión cuantitativa tras la crisis financiera, el Brexit y la pandemia. Así que quedan los inversores extranjeros, pero estos tienen un riesgo añadido: van a exigir rentabilidades superiores a las de otros países vecinos, disparando el coste de los intereses. Además, estos inversores son más "volubles e inconstantes" que los fondos de pensiones locales, declaró el presidente de la OBR, Richard Hughes, quien advirtió que las finanzas públicas en general se encuentran en una situación "insostenible".
Todo ello ocurre mientras la montaña total de deuda no deja de crecer, y ya se acerca al 100% del PIB, niveles que no se veían desde principios de la década de 1960. Si no se toman medidas, la deuda se disparará a más del 270% del PIB en 50 años, según la OBR.
"El Reino Unido no puede permitirse las promesas de gasto que ha hecho al público si se mantienen sin cambios", declaró Hughes ante la prensa, apuntando a la creciente dificultad de los Gobiernos para mantener los servicios públicos pese a haber subido los impuestos a niveles récord. "Parecemos ser menos resilientes a los riesgos macroeconómicos que otras economías avanzadas similares, que han logrado una mayor sostenibilidad de sus finanzas públicas".
El resultado es que la curva de los bonos se ha disparado. Los bonos a 3 años tienen una rentabilidad del 3,7%, mientras que los de 10 años requieren unos intereses del 4,593%, y los de 30 años se disparan al 5,391%. David Miles, miembro de la OBR, teme que los Gobiernos acaben apostando por bonos a vencimientos más cortos, lo que dejaría al gobierno expuesto a la volatilidad de los tipos de interés, ya que tendría que refinanciar su deuda con mayor frecuencia.
El problema clave es que el gasto en pensiones no va a dejar de crecer. Una mayor esperanza de vida y unas tasas de natalidad más bajas implican que el Reino Unido tendrá que destinar una mayor parte de su PIB a cubrir las pensiones estatales. Además, la ley obliga al país a subir las pensiones al menos un 2,5% cada año, aunque la inflación crezca menos. Junto con el aumento de los costes sanitarios, se prevé que esto impulse la deuda por encima del 270% del PIB para principios de la década de 2070.