La escasez mundial de antimonio, ampliamente utilizado en la fabricación de munición, podría empeorar a medida que EEUU y Europa repongan sus reservas de balas y bombas utilizadas en Ucrania, según la empresa que está construyendo una de las pocas nuevas fuentes de suministro de este metal especializado. Por supuesto, esta escasez es un problema de primer orden en un momento en el que la palabra rearme, especialmente en Europa, está copando todos los titulares de prensa.
Es cierto que hay noticias positivas, como que Larvotto Resources tiene previsto poner en marcha una mina en Australia el año que viene, lo que supondrá una nueva fuente de producción de un país occidental en una industria del antimonio dominada por China y Rusia. Sin embargo, el mercado del metal está muy ajustado, con los precios en niveles casi cuatro veces superiores a los de hace un año, después de que Pekín restringiera las exportaciones de materias primas críticas, desencadenando una lucha por el suministro en los sectores de alta tecnología y defensa.
Las aleaciones de antimonio-plomo se utilizan en núcleos de balas, explosivos y metralla de armas. El director gerente de Larvotto, Ron Heeks, ha declarado en una entrevista recogida por Bloomberg que los apoyos militares occidentales de Ucrania han recurrido a un inventario anticuado que ahora será necesario sustituir. "El antimonio y el plomo de estas municiones se reciclarían normalmente en nuevas armas, pero éstas han ido a parar al frente en Ucrania", detalla Heeks.
Las aplicaciones militares siguen siendo un pequeño segmento de la demanda de antimonio, dominada por los retardantes de llama, las baterías de plomo-ácido y la industria química. Sin contar las baterías, el mundo necesita unas 120.000 toneladas al año y sólo produce unas 80.000 toneladas, amplía el experto.

China prohibió en diciembre las exportaciones estadounidenses de antimonio, galio y germanio, mostrando así su fuerte control sobre materiales estratégicos. Mientras el presidente de EEUU, Donald Trump, busca el fin de la guerra de Ucrania, su política exterior de "América primero" está impulsando a los países europeos a aumentar el gasto en defensa, incluso en municiones.
China, Rusia y Tayikistán producen alrededor del 87% del suministro mundial de antimonio extraído, según Mandalay Resources Corp, que explota una mina en Australia que sólo representa el 2%, y cuya producción está disminuyendo.
El pasado noviembre, el gobierno de Biden dio su aprobación inicial a un proyecto de mina en Idaho financiado en parte por el Departamento de Defensa para generar suministros nacionales. El proyecto Hillgrove de Larvotto será la mayor mina de antimonio de Australia y, según la empresa, abastecerá hasta el 7% de la demanda mundial. Parece que hará falta más.