
El mercado de renta fija está cobrando especial relevancia en las carteras de los inversores una vez que las rentabilidades que prometen están a la altura del riesgo que entrañan, algo que en el camino por el desierto que ha supuesto la década de tipos cero o negativos no era posible.
La crisis de inflación que derivó de la salida de la pandemia de coronavirus, especialmente a partir de mediados de 2021, fue atajada con un proceso de subidas de tipos de interés que llevó al precio del dinero a niveles que no se habían visto en este siglo en un periodo, además, muy corto de tiempo. Todo esto causó un ajuste rápido de los precios de los bonos para adecuarse al nuevo entorno, causando fuertes pérdidas a los tenedores hasta que el ciclo de subidas de tipos llegó a su fin, en 2023.
"Consideramos que la inflación está ciertamente controlada a estas alturas, pero el cambio de ritmo o contundencia en el paso marcado por los bancos centrales siempre pone nervioso a buena parte del mercado, que es lo que hemos visto en las últimas semanas", explica Rafael Valera, consejero delegado y gestor de renta fija de Buy & Hold.
Precisamente hace tres años, cuando este ciclo estaba cerca de culminar una vez que la inflación comenzó a descender, la diferencia entre asumir riesgo en este mercado a través de la duración era más complejo al tener varios tramos de la curva de rendimientos invertidos que hacerlo a través de la calidad del bono. Ahí, el gap entre el high yield y el grado de inversión se encontraba en la zona de los 3,6 puntos, la misma que ahora, después de un periodo en el que ha llegado a ser de 6,7 puntos ante el riesgo de desaceleración o recesión en las principales economías globales. El inicio de año ha sido atípico ya que el inversor de renta fija lo comenzó sufriendo más que los de bolsa.
"La reducción de la brecha entre bonos con grado de inversión y de alta rentabilidad hacen que la asunción de mayor riesgo de crédito en las carteras no esté tan suficientemente recompensada", expone Valera. "Por eso mantenemos nuestra estrategia de convicción en unas carteras con duraciones conservadoras y una elevada calidad crediticia, pues nuestro objetivo es siempre conseguir las mejores rentabilidades sobreponderando los activos con menor riesgo cuando la recompensa esperada es similar", concluye.
Si comparamos los rendimientos que dan los cupones de la renta fija, incluso la soberana, con las expectativas de rentabilidad de la bolsa americana, dado los múltiplos a los que está cotizando, también resultan especialmente atractivos en este entorno. De hecho, es que con el S&P 500 cotizando a un PER de casi 25 veces, la rentabilidad prevista es del 3,6%, inferior a cualquier tramo de la curva de rentabilidades de la deuda soberana estadounidense.
Adam Darling, gestor de inversiones high yield del equipo de renta fija de Jupiter AM, explica que este tipo de activos guarda una gran correlación con los retornos de la bolsa, pero con una menor volatilidad". "Cuando los spreads se ensanchan suele hacerlo mejor que las bolsas, pero ahora es cierto que es un activo que está caro, como está también la bolsa americana", agrega. "Sin embargo, las previsiones de beneficios tienden a ser muy optimistas y, en proporción, el número de quiebras en el high yield es muy bajo, entre el 2 y el 3%, además de que no se pierde toda la inversión en caso de darse", sigue Darling.
La rentabilidad actual del high yield, sin compararla con la del grado de inversión, está por encima de la media de la última década. "Es una zona atractiva", apuntan en Jupitar AM. "El cupón medio de la deuda emitida está comenzando a crecer, y eso es bueno para los inversores aunque no tan bueno para las compañías, que pueden empezar a tener algunos problemas", siguen desde la gestora especializada. "Sin embargo, la duración media de la deuda en circulación está en mínimos históricos, por debajo de 5 años, lo que reduce enormemente la volatilidad de este activo", valoran.
"Por tanto, pensamos que el high yield ahora está caro, y habrá mejores momentos de entrada en un tiempo cuando los inversores no estén tan bullish como ahora, por eso preferimos, en todo caso, la deuda europea y los sectores más defensivos", concluyen.