Bolsa, mercados y cotizaciones

Preferentes que van desde el 5% al 8%: a mayor rentabilidad, mayor riesgo

El producto de moda, las participaciones preferentes, ofrecen rentabilidades muy diferentes dependiendo de las entidades que las emiten. Cuidado, no se trata de una guerra comercial entre bancos. La rentabilidad está ligada con el riesgo que se asume.

No se equivoque. Que Caja España le ofrezca unas participaciones preferentes con una rentabilidad que supera el 8 por ciento y que La Caixa rebaje esa rentabilidad hasta el 6 por ciento no tiene nada que ver con una guerra comercial entre entidades. Lo de la lucha por el pasivo, que hace unos meses copaba titulares en prensa y engalanaba las sucursales de las entidades financieras, es totalmente distinto a lo que encuentra ahora en las ventanillas de las entidades con el nombre de participaciones preferentes. La banca española está en campaña, pero no para que usted deje su dinero depositado en el banco, sino para obtener capital con el que enfrentarse a los malos tiempos.

Así que si está pensando en invertir en preferentes, tenga en cuenta que rentabilidades más altas significan un mayor riesgo: más riesgo de que la entidad pueda necesitar de ese dinero para asumir pérdidas o de que deje de pagar la rentabilidad prometida porque no obtiene beneficios. Y ahí puede encontrar referencias en el mercado profesional: conociendo lo que exigen los inversores institucionales a otros para cubrirles contra el riesgo de impago de una entidad, a través de los CDS (Credit Default Swap).

¿Hay o no referencia?

Durante la crisis financiera, este tipo de seguros de crédito se convirtieron en una herramienta para medir la apreciación del riesgo de quiebra de una entidad. Cuánto más altos fueran, la posibilidad era más alta. Es decir, que los emisores exigían que se les pagara más para cubrir al inversor en bonos ante un hipotético impago de la deuda. Un producto que, una vez que se ha suavizado la crisis y se ha reducido el miedo a que se produzca una crisis sistémica, se ha relajado, pero sigue sirviendo exactamente para lo mismo: para medir lo seguro que es convertirse en bonista de una entidad. Y no de todas existe dato, de acuerdo con Bloomberg (ver gráfico).

Algo que ya, a priori, significa que hay que exigir algo más de rentabilidad por esa falta de visibilidad. Una falta de información que, por ejemplo, pesa sobre la mayoría de cajas de ahorros que han emitido participaciones preferentes en los últimos meses (véase gráfico) y que en algunos casos sí se refleja en la oferta de sus preferentes.

Por ejemplo, la rentabilidad más alta entre todas las emisiones que se han lanzado desde finales del año pasado la ofrece Caja España, que da más de un 8 por ciento los primeros años y después el euribor más 725 puntos básicos. El importe, el tamaño de la entidad, su expansión geográfica, las inversores que tenga, los beneficios que obtenga -no es lo mismo que un banco o caja gane 100 millones de euros anuales que 1.000 millones- o incluso que sea una empresa cotizada o no. El momento en el que se emiten es otro de los condicionantes que afectan a la apreciación del riesgo que los profesionales ven a una entidad. Por tanto, son datos que se deben tener en cuenta a la hora exigir rentabilidades justas para los inversores. Entre otras cosas, porque no existe ningún fondo que cubra su inversión: si la entidad quiebra no estará cubierto por el fondo de garantía de depósitos, que sí responde ante los 100.000 primeros euros en el caso de las imposiones a plazo.

Consulte la información completa en la edición de fin de semana de diario elEconomista.

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