
Corregir subiendo es una de las señales más inequívocas de fortaleza del mercado. Y eso es lo que hizo anoche Wall Street. Después del subidón del lunes, y con los índices en plena zona de resistencias críticas, lo normal habría sido que ayer viéramos una caída, incluso de cierta importancia, antes de retomar el ataque alcista.
Pero ni siquiera eso. Los índices moderaron su avance pero no lo anularon.
Así, el Dow Jones se anotó el 0,22%, el S&P 500 el 0,2% y el Nasdaq volvió a ser el mejor con un 0,44%. En realidad, estos avances no indican nada acerca del resultado del asalto a las resistencias, pero sí reconfirman que el mercado sigue con un tono claramente alcista y que no tiene ninguna gana de bajar. Otra cosa es qué ocurrirá si fracasa en la ruptura de las resistencias.
En todo caso, hoy Europa debería abrir con energía renovada después de este cierre de Wall Street. Un cierre que tuvo como detonantes una mejora inesperada de las ventas de viviendas y una caída menor de la que se temía de las ventas mensuales de coches. Pero quizá el argumento más relevante fue la cantidad de bancos que anunciaron ampliaciones de capital: JP Morgan, American Express, Morgan Stanley y hasta Bank of America, que asegura que está a punto de conseguir los 33.000 millones que necesita para ser solvente.
General Motors siguió copando los titulares, esta vez con la venta de su unidad Hummer a una empresa china. El valor comenzó a cotizar en el mercado de los chicharros en EEUU y ha sido excluida tanto del S&P 500 como del Dow Jones, donde le sustituirá Cisco.
Hoy será el día del ISM de servicios y de los pedidos de fábrica, datos ambos para los que se espera un rebote. También tendremos el dato de empleo privado de la ADP, aperitivo del paro del viernes. Asimismo, conoceremos los resultados de la inmobiliaria de lujo Toll Brothers y Bernanke hablará en el Congreso sobre el déficit público.