
A pesar de que a lo largo de la próxima semana no haya planificada ninguna decisión en materia de política monetaria, los próximos días también tendrán especial relevancia en la hoja de ruta de los Bancos Centrales. Y es que, las cifras de inflación en Europa que se darán a conocer el martes o los datos de empleo que se publicarán a finales de semana al otro lado del Atlántico son analizados normalmente con minuciosidad ante la influencia que tienen en el precio del dinero que dictan las entidades monetarias más importantes del planeta... y viceversa.
Tal y como analizan los expertos de Federated Hermes, si se empiezan a recortar los tipos de interés demasiado tarde, se corre el riesgo de ver un aumento en la tasa de desempleo y una ralentización en la economía, lo que podría desembocar en una recesión.
"Mientras el mercado laboral no presente demasiadas grietas, la Fed puede seguir dependiendo de los datos y esperar. Dicho esto, en este momento parece poco probable que la Fed esté dispuesta a arriesgarse a una recesión o a un repunte significativo del desempleo sólo para satisfacer sus objetivos de inflación", añade en ese sentido Bret Kenwell, analista de inversiones en EEUU de eToro.
Por ahora, los mercados financieros siguen señalando al mes de junio para que el BCE y la Fed empiecen a recortar los tipos.
Desde Schroders, por su parte, aluden a que en la sesión de preguntas y respuestas de la conferencia de prensa de la última reunión del BCE, "la presidenta Lagarde sugirió que para la reunión de junio se dispondría de muchos más datos, pero no de los suficientes para abril, lo que constituye el indicio más fuerte hasta la fecha de que junio se considera un mes clave" e invita a poner el foco en todos los datos macro que se vayan conociendo en las próximas semanas.
Además de las citas relacionadas con el empleo y la inflación, esta semana se conocerán también los índices de actividad manufacturera, de servicios y compuesta de un gran número de países del Viejo Continente y de China y Japón en Asia