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Wall Street reniega de la curva de tipos y no ve recesión por el "efecto Nirvana"

  • La señal infalible de recesión va camino de fallar después de 58 años

El riesgo de recesión se está desvaneciendo. Los expertos de Wall Street tienen claro que cada mes que pasa sin que empeoren los principales indicadores macroeconómicos, la posibilidad es más lejana.  Sin embargo, la alerta más fiable de recesión no solo está encendida, sino en sus niveles más altos desde 1981. Pero la señal de la curva de tipos está en entredicho y podría ir camino de fallar tras 58 años.

La curva de tipos es un gráfico que mide el rendimiento de la deuda pública en diferentes tramos de emisión, una herramienta que suele utilizarse para comparar el corto plazo con el largo. El diferencial entre los bonos a dos y diez años ya se sitúa en -97,8 puntos, su punto más bajo desde 1981. Y no es solo que se haya invertido esta curva, todos los diferenciales entre bonos a corto y largo plazo han entrado en terreno negativo. Esta situación suele ser un indicador clave que avisa de una recesión entre nueve y 35 meses después. La única falsa alarma fue en 1965 cuando la recesión tardó dos años en llegar desde que quedó invertida.

Mientras este indicador habla claro, Goldman Sachs volvió a reducir la probabilidad de recesión del 25% al 20%. JP Morgan también avisó en su último informe de que crecen la posibilidad de un "aterrizaje suave". Morgan Stanley también ha revisado al alza sus previsiones esta semana, elevando el crecimiento de EEUU para 2023 a un 1,3%.

Sin embargo, desde Wall Street están abonando el terreno a una teoría que podría explicar el porqué este indicador estaría fallando 58 años después: la economía habría entrado en una 'fase de Nirvana' en la que quedaría liberada de una recesión cantada, que es la interpretación que tiene la teoría de la curva invertida.

Esta es la explicación de Ed Yardeni, uno de los grandes gurús de Wall Street y presidente de Yardeni Research. El experto avisa que los movimientos de la Fed, la inflación y la actividad económica estarían provocando en el mercado de la renta fija el mismo efecto que una recesión, pero por motivos muy diferentes.

En primer lugar, Yardeni remarca que la desaceleración de la inflación como la que estamos viendo va ligada casi siempre a una recesión. Normalmente las subidas de tipos están diseñadas para frenar los precios. Sin embargo, esta vez la fortaleza del mercado laboral, que debería deteriorarse por la política monetaria y el escenario recesivo estaría rompiendo el paradigma de desinflación y recesión.

Todos estos factores "están provocando que los bonos se muevan exactamente igual que una recesión inminente", con mayores rendimientos en bonos a corto plazo que a largo. Los inversores están tratando de anticiparse no a una recesión, sino a las próximas bajadas de tipos que el consenso de los analistas ve para 2024.

La Reserva Federal emprendió diez subidas de tipos consecutivas, llevando el precio del dinero del entorno del 0% hasta el 5,25%. En la reunión de junio se ha dado una tregua pero para volver a la carga con dos alzas más este 2023. En consecuencia los últimos datos de la inflación de Estados Unidos ya muestran una clara relajación con el IPC llegando al 3% y la subyacente en el 4,8%. Por su parte el PIB de Estados Unidos ha desacelerado su avance hasta el 1,1% en el último trimestre desde el 2,6% anterior.

La semana pasada otros expertos como Goldman Sachs coincidieron con Yardeni en que esta curva de los bonos "es diferente". Según el economista en jefe del banco en su último informe, "no compartimos la preocupación generalizada sobre la inversión de la curva de rendimiento". 

El motivo de tal afirmación fue el mismo, que cuando la curva se invierte, significa que los inversores están valorando "recortes de tipos serán lo suficientemente grandes como para disparar la prima de plazo". Es decir, con la teoría de la curva de tipos invertida la interpretación del actual movimiento implica que los bancos centrales van a recortar los tipos de forma holgada en los próximos trimestres para esquivar una profunda recesión. Sin embargo, los inversores están empezando a comprar la idea de que las alzas no llevarán a la economía americana a la recesión.

Este fenómeno solo ocurre normalmente cuando el riesgo de recesión se vuelve "claramente visible" y obliga a la banca central a iniciar recortes amplios para estimular la economía, explicó Jan Hatzius. Sin embargo ahora la situación no es esa, según el experto el motivo actual es que "la prima por plazo está muy por debajo de su promedio a largo plazo, por lo que se requieren menos recortes de tasas esperados para invertir la curva". Además, a medida que la inflación se enfría, abre "un camino plausible" para que el camino emprendido por la Reserva Federal termina con un 'aterrizaje suave'.

Aún hay probabilidades de recesión

Pero no todos coinciden en que la posibilidad de recesión se disipa. Otros expertos como Deutsche Bank se muestran claros a este respecto, afirmando que la probabilidad es del 100% para el próximo año. Davis Folkerts-Landau, economista en jefe del banco alemán, explicaba que "Estados Unidos se dirige hacia su primer ciclo genuino de auge y caída impulsado por políticas en al menos cuatro décadas". El experto añadió que "la inflación que vemos fue inducida en gran parte por la política fiscal y monetaria expansiva, y los agresivos aumentos de tasas necesarios para domar eso ahora se han materializado. Evitar un aterrizaje forzoso no tendría precedentes históricos".

Entre la opinión de Deutsche Bank y la de Goldman Sachs hay todo tipo de opiniones con Wall Street más dividido que nunca. Según la última encuesta de los economistas de la Asociación Nacional por el Negocio y la Economía (NABE, por sus siglas en inglés), una gran mayoría de los economistas de empresas afirma que las probabilidades de que Estados Unidos entre en una recesión en los próximos 12 meses son de entre el 35% y el 50%. Esto es lo que han respondido el 71% en los encuestados. Solo uno de cada cuatro apuesta por una probabilidad de retroceso económico inferior al 25%.

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