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Las furgonetas eléctricas favoritas de Trump quiebran: Lordstown culpa al gigante Foxconn

  • Las acciones del fabricante de la pick-up Endurance llegan a caer un 60%
  • En 2020 alcanzaron un precio superior a 400 dólares por acción
  • Hoy los accionistas han perdido prácticamente toda la inversión
La Endurance de Lordstown en la Casa Blanca. Bloomberg

Lordstown Motors, el fabricante estadounidense de furgonetas eléctricas, se ha acogido a la ley de bancarrotas. Las acciones han llegado a caer cerca de un 60%, tras conocerse la noticia. La compañía en 2019 llegó a convertirse en el caballero blanco de Trump para salvar la industria automovilística en Ohio. El fabricante ha terminado culpando a su socio tecnológico Foxxcon del fracaso del negocio.

Foxxcon ha dejado caer al que fuera la esperanza y promesa de Donald Trump de resucitar la otrora poderosa industria del automóvil de EEUU. El fabricante que está detrás de la que estaba llamada a convertirse en la pick-up del país ha pedido acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras, parecido a la figura jurídica del concurso de acreedores en España, después de Foxxcon le haya retirado apoyo industrial y financiero.

La compañía ha pedido a la justicia mantener la actividad en su solicitud al declararse "libre de deudas y con una cantidad significativa de efectivo". El principal motivo para decir que está en bancarrota es los perjuicios que le está ocasionando Foxxcon, uno de los mayores ensambladores de productos electrónicos del mundo. El gigante taiwanés que produce los iPhones o algunos productos de Amazon ha sido denunciado por "fraude, la mala fe y el incumplimiento deliberado y constante de sus obligaciones comerciales y financieras".

El tira y afloja entre las dos compañías ha terminado en los tribunales. El año pasado Foxxcon inyectó 170 millones de dólares y puso a dos hombres en el consejo de Lordstown. La relación entre ambas compañías era ya especial porque el verdadero fabricante del único modelo de Lordstown, Endurance, estaba fabricado por la taiwanesa en suelo estadounidense. La marca está encargada del diseño del vehículo, pero no de su producción.

Lordstown entró en escena en 2019 de la mano de Donald Trump cuando era presidente de EEUU. Lordstown no dejaba de ser una starup, pero la Casa Blanca lo vendió como la salvadora de la antigua fábrica de General Motors en Ohio. En realidad, quien compraba la fábrica era Foxxcon por 230 millones de dólares, con el objetivo de fabricar la furgoneta favorita de Trump.

A principio de año, Lordstown le pidió a Foxconn que suspendiera la producción por los costes de producción, que ya rebasaba los 65.000 dólares y planteó la búsqueda de un socio. Lordstown acumula la enésima crisis. Fue pasto de los bajistas y la SEC le abrió investigación el año pasado por dar cifras infladas de pedidos, informa Bloomberg.

La bancarrota de Lordstown puede significar el fin de la Endurance y que Foxconn pierde un cliente, pero la compañía taiwanesa seguirá siendo dueña de la antigua fábrica de General Motors y podrá ofrecer la planta la fabricación de otros vehículos de otras marcas.

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