Aunque la situación macroeconómica no ha cambiado demasiado para los gestores, ya se está empezando a producir una rotación de la cartera, desde activos defensivos hacia otros más cíclicos. La última encuesta llevada a cabo por Bank of America, entre los días 2 y 9 de febrero, y que recoge la opinión de 262 gestores que manejan un patrimonio de 763.000 millones de dólares entre todos, muestra cómo buena parte de este dinero está empezando a cambiar de destino, desde los clásicos refugios defensivos en el mercado hacia otros de más riesgo.
El contexto económico no ha cambiado radicalmente, pero en los detalles está el diablo, y en este caso se pueden apreciar cambios en la percepción de la situación por parte de los gestores. Es cierto que, para la mayor parte de los encuestados, la recesión sigue siendo el escenario más probable en los próximos 12 meses, pero también lo es que esta opinión cada vez tiene menos adeptos.
En la última encuesta el porcentaje de gestores que espera una recesión en el próximo año ha caído hasta el 24% neto (el porcentaje de los que creen que habrá recesión, menos el de aquellos que no la esperan), frente al 77% que lo vaticinaban en enero.
Con unas expectativas menos consolidadas de una próxima recesión, los gestores ya han empezado a reaccionar en el posicionamiento de sus carteras. El ejemplo más claro que demuestra el mayor apetito por el riesgo, a costa de los activos más defensivos, es el giro que se ha producido hacia los mercados emergentes, muy pegados al ciclo y considerados de riesgo elevado por muchos analistas debido a su volatilidad.

En los últimos tres meses, desde noviembre a febrero, el incremento de la exposición de los gestores a bolsa emergente ha sido de 51 puntos básicos, el más rápido que se ha visto nunca, superando otros momentos en los que hubo un rápido aumento de exposición a estos activos, como fue el año 2021, 2017, 2014 o 2009.
Esta rotación hacia el riesgo, sin embargo, se ha visto también en el posicionamiento de las carteras por sectores. Ahora, según los resultados de la encuesta, el posicionamiento medio de las carteras es defensivo, y no lo era desde finales del año 2020. Los mayores incrementos de exposición en febrero se han producido en el sector de las telecomunicaciones, seguidos del consumo cíclico, bancos y materias primas.
Un 'rally' de mercado bajista
Aunque los gestores están añadiendo riesgo a las carteras y rotando desde activos defensivos, eso no significa que su posicionamiento sea ahora agresivo. La ponderación absoluta de la cartera, visto desde una perspectiva estática, sin tener en cuenta los cambios que se han producido en las últimas semanas, sigue siendo prudente. El activo más sobreponderado en este momento es la liquidez, con casi un 40% neto de sobreponderación, seguido de las materias primas y de los activos alternativos, con cerca del 15% neto de sobreponderación.
Al mismo tiempo, la renta variable mantiene un porcentaje neto de infraponderación del 30%, el activo más denostado por los gestores en este momento, mientras que los activos inmobiliarios y la renta fija mantienen una infraponderación neta del entorno del 7%.
Con las carteras estructuradas de esta forma de media, no es de extrañar que los gestores también avisen de que aún no ha terminado el mercado bajista en el que nos encontramos. Solo un 23% de los encuestados cree que el último rebote que han vivido las bolsas desde mínimos ha sido el comienzo de un nuevo mercado alcista, mientras el 66% cree que se trata de un rally puntual que se ha producido en el contexto de un mercado bajista.

No hay que olvidar que la evolución de los beneficios empresariales es el motor para las bolsas, y en este frente los gestores todavía descartan que vaya a haber una mejoría en los próximos meses. Sus perspectivas son similares a las que mantienen cuando se les pregunta por la posibilidad de una recesión: en enero, un 65% neto de los encuestados esperaba que se produjesen caídas en los beneficios empresariales en los siguientes 12 meses, y ese porcentaje ha disminuido hasta el 58%.
Eso sí, las perspectivas de los gestores para la política monetaria en Estados Unidos no anticipan un endurecimiento más fuerte de lo que los mercados esperan para la Fed. Según los encuestados, el techo de tipos de la Fed será la horquilla entre el 5% y el 5,25%, y la última subida de tipos se producirá en mayo, un escenario que encaja con las perspectivas de la propia institución.