
La inversión diversificada a largo plazo bebe de la creencia de que la bolsa siempre acaba subiendo. Este método, al contrario del empleado por los cortoplacistas, asume que habrá jornadas de caídas que se verán compensadas antes o después. La probabilidad de acertar qué días los mercados van a acabar dejándose un porcentaje relevante es mínima, pero sería un talento inigualable en el mercado: haber evitado las cinco mayores caídas del año en el S%P 500 habría evitado al inversor el 95% de las pérdidas registradas en 2022.
Según un análisis de Nicholas Colas, cofundador de Datatrek, los cinco peores días del selectivo estadounidense están marcados por dos jornadas con una inflación mayor de la esperada, otros dos por resultados empresariales decepcionantes y el último fue cuando el gobernador de la Fed, Jerome Powell, apuntó a inicios de año que no estaba considerando un alza de tipos de 75 puntos básicos (5 de mayo, -3,6%).
La peor sesión en el S&P 500 fue el 13 de septiembre, con un retroceso del 4,3%, cuando la inflación seguía acelerándose y el dato del mes de agosto llevaba al indicador hasta el 8,3%. Algo similar ocurrió el 13 de junio, con los datos del auge de precios de mayo, que llevaron al selectivo a territorio bajista al perder un 3,9% y acumular una caída del 21,8% desde los máximos de enero.
El 18 de mayo, el S&P 500 retrocedió un 4% por los malos resultados trimestrales de Target, que subrayó las malas expectativas para el consumo en los meses siguientes y lastró a todo el sector retail. En el mismo sentido, tres semanas antes, el 29 de abril, el índice se dejó un 3,6% por los resultados del comercio electrónico.
De las 250 sesiones bursátiles que ha tenido la bolsa estadounidense en 2022, en 142 acabó en negativo. Solo en 22 superó una subida del 2% y en una única ocasión batió al 3,2%, cuando el 10 de noviembre cerró con un repunte del 5,54%. Finalmente, pasará para la historia la caída cercana al 20% en el conjunto del año.
El Ibex 35 y el EuroStoxx 50
En el acumulado anual, las grandes bolsas europeas no han sufrido tanto como la americana a pesar de estar más afectadas por la crisis energética y la guerra de Ucrania.
El selectivo español cede un 5% en el conjunto de las 258 sesiones bursátiles del año. De ellas, 129 cerró en rojo, dos acabó plano y 127 logró avances. En 11 sesiones se dejó más de un 2% y en nueve creció más que ese porcentaje. Tres de sus cinco mayores caídas se produjeron a los pocos días del comienzo de la invasión de Ucrania por parte de la Rusia (1 de marzo, -3,43%; 3 de marzo, -3,72%; y 4 de marzo, -3,63%). Los otros dos retrocesos por encima del 3% corresponden al 24 de enero (por el aumento de las tensiones entre Rusia y Ucrania) y al 10 de junio (por el miedo a que el BCE subiera los tipos de interés).
En el índice de las mayores compañías del continente, el EuroStoxx 50, el cuento es algo peor que en España. Se deja un 11% en el año, con 131 sesiones en negativo, una plana y 125 en positivo. Su mayor avance fue el 7,44% del 9 de marzo, pero en siete ocasiones registró caídas mayores al 3%. Como en el caso español, destacan el 4 de marzo (-4,96%), el 24 de enero (-4,14%) y el 1 de marzo (4,04%). Les siguen el 24 de febrero (-3,63%), día de inicio de la invasión rusa, y el reciente 15 de diciembre, donde la caída de la rentabilidad de la renta fija acabó contagiando a los mercados europeos.