El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) acudió este lunes a un acto del Consejo General de Economistas, en el que aprovechó su comparecencia para hacer un repaso de las políticas que ha llevado a cabo el BCE desde sus inicios hasta la actualidad, y ofreció sus perspectivas sobre el futuro que espera a la zona euro en el frente de la política monetaria.
Para Luis de Guindos, la trayectoria del BCE se puede separar en cinco fases. En la primera, con el lanzamiento del euro, fue un periodo "marcado por la debilidad del euro", y en el que, en el frente monetario, el incremento de la masa monetaria no conseguía acelerar el ritmo de inflación.
El segundo periodo, desde 2004, estuvo marcado por el comienzo de la publicación de las proyecciones económicas del BCE, y el objetivo del IPC se estableció "por debajo, pero cerca, del 2%". La tercera fase llegó en 2008, con la crisis financiera, una etapa en la que el organismo tuvo que actuar para contener los peligros que amenazaban a la zona euro, y se estableció el programa de compra de deuda, los TLTROs y el programa OMT (el programa de rescate del BCE que, a día de hoy, nunca ha sido utilizado).
La cuarta fase fue el periodo que se caracterizó por una inflación muy baja, con riesgo incluso de entrar en una situación de deflación, con tasas de crecimiento por debajo del 0% en algunos meses en la zona euro. Fueron los años del crecimiento del balance del BCE, y de los programas de expansión cuantitativa (quantitative easing).
La quinta llegó con la pandemia, y dio un vuelco a la política monetaria en la zona euro, "modificando todo el planteamiento fiscal y monetario", explica De Guindos. Se lanzó la tercera ronda de operaciones de refinanciación para la banca (las TLTRO), con "condiciones muy favorables para los bancos", explica el vicepresidente, señalando cómo, a fecha de agosto de 2022, el balance del BCE ha alcanzado los 7,1 billones de euros, "el 60% del PIB de la zona euro", incide.
El futuro de la política monetaria
Una vez expuestas las cinco fases que ha atravesado el BCE en su historia, el vicepresidente del organismo ha expuesto sus perspectivas de cara al futuro, que pasarán por un contexto macroeconómico complicado para la zona euro, caracterizado por "una combinación de inflación alta y crecimiento lento", un futuro "complejo", a juicio de De Guindos.
En el corto plazo, el Consejo de Gobierno del BCE ya admite la recesión como uno de los escenarios más probables para los próximos meses. "No descartamos una recesión a corto plazo, una recesión técnica, que no creo que sea muy profunda", destaca De Guindos.
El problema para algunos miembros de BCE, según se pudo ver en las actas de la última reunión, es que este escenario recesivo podría coincidir con una tasa de inflación por encima de los niveles actuales, el peor escenario que contempla el organismo, pero que no se puede descartar, lo que está convenciendo a algunos miembros del BCE a inclinarse por acelerar el proceso de normalización de la política monetaria, con el fin de poner toda la carne en el asador para intentar contener a la inflación.
Sea como sea, el escenario que contempla el organismo es que haya "una desaceleración del crecimiento de la inflación a mediados de 2023, por efectos de base, y esperamos que a mitad del año que viene el IPC se encuentre por encima del 6%", señala De Guindos, pero admite que se trata de "una previsión muy determinada por potenciales sorpresas negativas que puedan ocurrir".
El vicepresidente del BCE también quiso hacer hincapié en los aspectos positivos que muestra la economía italiana, y que no siempre se tienen en cuenta, al señalar cómo Italia "ha llevado a cabo una política fiscal prudente, con mucho superávit primario, y también tiene una posición inversora neta", que le sitúa, en este aspecto, por delante de países como Portugal o España.
Diferencias con la Gran Crisis Financiera
Aunque hay nubes en el horizonte y no se puede descartar el escenario recesivo para la economía europea, De Guindos señala cómo la situación es mucho menos preocupante, en cuanto a una posible crisis financiera, de lo que era antes de la que ocurrió en 2008. "Las medidas que se han tomado después de la Gran Crisis Financiera han aumentado la liquidez y el capital de los bancos, y eso hace que la situación sea mucho más tranquila", señala. "Los bancos tienen hoy mucho más capital y liquidez que en ese momento".
Eso sí, la llamada banca en la sombra, a la que hizo alusión Ben Bernanke la semana pasada tras conocerse que será galardonado con el Premio Nobel de Economía 2022, es una cuestión a vigilar. "Los riesgos para la estabilidad financiera provienen del sector financiero no bancario", señala De Guindos, y admite que "hay alto nivel de apalancamiento en determinados fondos de inversión, los hedge funds, que han ido asumiendo cada vez más riesgo en activos más ilíquidos", explica el vicepresidente del BCE.