
Pocos o muy pocos conocen la existencia, fuera de territorio asiático, de Zhong Shanshan, el chino con mayor fortuna del mundo. Tanta que ocupa el decimotercer puesto del índice de multimillonarios de Bloomberg, con un patrimonio estimado de 66.600 millones de dólares, aunque todavía no llega a alcanzar a Mukesh Ambani y Gautam Adani, décima y cuarta fortuna del mundo, respectivamente.
Para llegar hasta aquí, Zhong Shanshan ha tenido que picar piedra. Primero como albañil y carpintero, después como reportero de un periódico local y más tarde como vendedor de licores. Todo esto le llegó en una etapa oscura en la que perdió a sus padres a manos de la policía, lo que le hizo abandonar los estudios cuando tan solo cursaba sexto grado.
Sin embargo, Shanshan fue creciendo exponencialmente en el mundo de los negocios gracias a dos apuestas que siguen dando sus frutos a día de hoy. Una de ellas nació en 1991 con el nombre de Wantai Biological Pharmacy Enterprise. Fundada en un principio como un pequeño laboratorio, esta compañía se ha convertido en uno de los fabricantes chinos de vacunas más grandes e influyentes.
La compañía realiza todo tipo de pruebas de diagnóstico en vitro, además de utilizar novedosos métodos de transfusión de sangre e inmunología infecciosa. Durante los últimos 15 años, Wantai Biological ha dominado el mercado de reactivos, incluyendo los reactivos de detección de la hepatitis C y sífilis.
Pero ha sido la pandemia la que ha catapultado a Shanshan, aún más, en su escalada entre los más ricos, gracias a la fabricación de test rápidos de antígenos (en marzo de 2021 había vendido 10 millones de pruebas) y vacunas anticovid intranasales. Como otros muchos, Shanshan decidió invertir en este nicho tan prometedor, convirtiendo su ascenso en una de las acumulaciones de riqueza más rápidas de la historia, según Bloomberg.
Su segunda apuesta ha sido la más importante para Shanshan. Su niña bonita, llamada Nongfu Spring, que nació en 1996. Por aquel entonces, este empresario lanzó al mercado su primer producto de agua embotellada (conocida por su tapón rojo, como se puede observar en la imagen) en 1997, que con el paso de los años se ha convertido en el mayor productor de agua embotellada de China, y uno de los tres más grandes productos de zumo embotellado.
En su primer día en bolsa (8 de septiembre de 2020), Nongfu Spring llegó a subir un 85%, confirmando el apetito de los inversores (el gestor de fondos Fidelity, el fondo Coatue y el fondo soberano de inversión GIC de Singapur, entre otros) por sectores de consumo, en un momento en que las autoridades chinas se estaban esforzando porque los ciudadanos regresen a los niveles de consumo anteriores a la pandemia.
Tal y como le ha ocurrido a otros muchos multimillonarios, Shanshan no puede presumir de sus éxitos económicos en 2022. En lo que llevamos de año, este magnate del agua lleva acumuladas unas pérdidas de 13.200 millones de dólares, nada comparable con los 50.600 millones de Jeff Bezos, los 36.500 millones de Larry Page o los 35.600 millones de Sergey Brin.
Lobo solitario
Al igual que otros inversores de éxito como Warren Buffett o Paul Getty, Zhong Shanshan también destaca por llevar una vida austera y discreta. Discreto y de perfil bajo, este empresario se caracteriza por sus escasas apariciones públicas y su alergia a las entrevistas. "No me gusta el contacto con la gente ni los banquetes en los que se bebe" (cualquier otra cosa que no sea agua), reconoció Zhong Shanshan en una entrevista con la prensa china.
Además, Shanshan, que no está involucrado en la política ni con grupos empresariales, se autodenomina un "lobo solitario". "Soy una persona solitaria. No me importa lo que hagan o piensen otros empresarios. No tengo por costumbre halagar a los demás", confesó.