Alejandro Fernández
Nueva York, 14 dic (EFE).- El Dow Jones, principal indicador de Wall Street, registró en 2006 una espectacular subida, que le permitió, no solo colocarse a los niveles de hace seis años, en plena "burbuja tecnológica", sino batir sus propios récords.
Hace seis años, las bolsas entraron en un periodo oscuro, debido al derrumbe de las empresas de internet y nuevas tecnologías, y la recesión tras los atentados del 11-S.
Además, los escándalos contables de grandes empresas, asestaron un golpe durísimo para las bolsas.
Eso hizo que los principales indicadores cayeran con fuerza desde sus niveles récord de comienzos de 2000 y se hundieran en un abismo, del que ahora han comenzado a salir.
En octubre de este año, el Dow Jones de Industriales, el indicador más importante de Wall Street logró al fin superar su máximo histórico anotado en enero de 2000 y alcanzó nada menos que 22 nuevos récords, sólo en octubre y noviembre.
Y aunque el Nasdaq, el indicador general del mercado electrónico -que subía como la espuma a fines de la década pasada-, no está ni siquiera a mitad de camino de su récord de más de 5.000 puntos, alcanzado en marzo de 2000, se sitúa en niveles que no veía hace años, al igual que el S&P500.
Al analizar los indicadores a menos de un mes para finalizar el ejercicio, todo parece indicar que 2006 será el año del despegue definitivo de los mercados en este nuevo siglo, tras cinco años de recuperación y ajuste y después de las fuertes bajadas de 2000 y 2001.
En los once primeros meses del año, el Dow Jones de Industriales acumula un alza de cerca del 14 por ciento; el S&P500, del 12 por ciento, y el Nasdaq, cercano al 10 por ciento.
La mayor parte de estas subidas se acumulan además en los últimos cuatro meses, después de que a comienzos de agosto las autoridades de la Reserva Federal decidieran mantener sin cambios los tipos de interés, por primera vez desde junio de 2004, cuando empezaron una campaña de paulatino aumento del costo del dinero.
A esto se sumó la baja del crudo y una serie de buenos resultados de empresas, todo lo que generó lo que se ha dado en llamar una "tormenta perfecta" de factores positivos, que empujaron a las bolsas en septiembre, octubre y noviembre.
Pese al tono optimista que reina en Wall Street, muchos recuerdan que aunque el Dow Jones alcanza nuevos récords, el S&P500 sigue aún un 7,7 por ciento por debajo de su máximo histórico: 1.527,46 puntos, alcanzado el 23 de marzo de 2000.
Más desalentador es el caso del Nasdaq, que se sitúa hoy en torno a los 2.450 puntos, muy lejos de los 5.048,62 puntos del cierre del 10 de marzo de 2000, su mayor nivel histórico y un punto que, a juicio de los expertos, podría mantenerse como su máxima cota por varios años más.
Asimismo, la suerte que han corrido en estos más de seis años los títulos de las principales empresas estadounidenses, ha sido muy dispar.
Mientras algunas empresas industriales como Boeing, 3M y Johnson&Johnson subieron entre un 40 y casi un 90 por ciento desde enero de 2000, otras como Intel, Home Depot y Merck perdieron en el mismo lapso entre un 40 y un 60 por ciento.
Para los expertos, la mayor diferencia entre lo que ocurría hace seis años y lo que pasa hoy, radica en la importancia que se da actualmente a la solidez de un negocio, algo que no ocurría en el tiempo del "boom" de las firmas de internet.
Los flujos de caja reales y el tamaño de los ingresos y beneficios han reemplazado a la especulación y a las expectativas de usuarios futuros o supuestas tasas de crecimiento exponencial de un negocio.
Esto, que beneficia a una serie de grandes empresas, tiene la ventaja de hacer más predecible el comportamiento del mercado y disminuir notablemente la volatilidad, aunque por otro lado evita que se produzcan los enormes saltos en capitalizaciones que caracterizaron los últimos años de la década pasada.
Asimismo, otro fenómeno que crece en Wall Street es la retirada de empresas de la bolsa, lo que viene acompañado de un aumento del poder de los grupos de inversores privados.
Este tipo de accionistas buscan comprar una empresa y manejarla lejos de Wall Street y de las regulaciones que imponen las autoridades, reglas que fueron endurecidas tras los escándalos contables de empresas como Enron o WorldCom.EFECOM
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